La revuelta de la gran empresa frena el asalto a la reforma laboral
22 de mayo de 2020

La enésima contrarreforma laboral «interruptus» con Pedro Sánchez en un Gobierno ha resultado mucho más traumática que las anteriores. No solo porque ha destapado a carne viva las vergüenzas de una «coalición zombie», donde cada pieza desmembrada baila a su aire como en aquel mítico videoclip de Thriller con un Michael Jackson de ultratumba al frente, sino porque ha terminado de hastiar a la elite empresarial española, que tuvo que movilizarse a lo largo de la tarde del miércoles para frenar el pacto entre Sánchez e Iglesias con Bildu para tumbar de forma «íntegra» la legislación laboral en vigor en pleno estado de alarma. Más aún, el pacto del que ahora reniegan los socialistas –o al menos el sector que aún no ha sido fagocitado por Podemos– debía suprimir la reforma del PP antes de que terminara la prórroga del estado de alarma.

Esta situación suponía regresar al empleo fijo «blindado» en el que las indemnizaciones por despido resultaban tan desorbitadas para la flexibilidad laboral que encorsetaban el mercado hasta hacer inviable el crecimiento de las empresas. Por ello, parte de los grandes patrones del Ibex 35 se vieron obligados a tomar cartas en el asunto e informar al Gobierno de que el solo anuncio de que la reforma laboral se iba a derogar «íntregramente» podía provocar un aluvión de despidos antes de que se hiciera efectiva dicha derogación, según pudo saber LA RAZÓN de fuentes empresariales. Esta eventualidad habría puesto en más aprietos incluso a la economía española, que afronta el cierre del año sin el 15% de su PIB por los bandazos del Gobierno en la desescalada turística.

Los empresarios recordaron a varios miembros del Ejecutivo que con la actual legislación laboral se ha recuperado más del 70% del empleo triturado durante la Gran Recesión, casi cuatro millones de puestos de trabajo desde los máximos de ocupación de finales de 2007 (20,7 millones de trabajadores afiliados) a los mínimos alcanzados a principios de 2014 (16,9 millones cotizantes). Desde entonces, la reforma laboral y los llamados vientos de cola que España aprovechó, lograron recuperar hasta la actual crisis más de 3 millones de empleos.

Desde que se iniciaron los brotes verdes del mercado laboral a principios de 2014, los gobiernos populares lograron generar 2,4 millones de puestos de trabajo, a razón de 141.176 ocupados más por trimestre hasta que Rajoy fue desalojado de la Presidencia del Gobierno en una moción de censura encabezada por Sánchez.

Los empresarios recordaron también que desde 2012 se han duplicado las conversiones de temporales en indefinidos y, que si la aprobación de la reforma se hubiera realizado al inicio de la crisis de 2008 se habrían salvado 3 millones de puestos de trabajo.

La rigidez laboral forzó a despedir en la anterior crisis

De hecho, insistieron en que fue la rigidez laboral existente en España la que dificultó la necesaria caída de precios y salarios en los primeros años de la crisis (la famosa devaluación interna), de modo que el inevitable ajuste se tuvo que realizar despidiendo. El PIB acumuló un descenso del 9,3% entre 2008 y mediados de 2013, pero las empresas no pudieron amoldarse a ese drástico desplome ajustando sus jornadas y sueldos. La rigidez de la negociación colectiva, donde primaban los convenios sectoriales sobre los de empresa, hizo que las horas trabajadas subieran en vez de bajar y el salario real por empleado –descontada la inflación– creciera un 8,2% hasta finales de 2011. Por eso, la ocupación cayó un 19% y el paro aumentó en 18 puntos porcentuales, hasta superar el umbral del 26% a inicios de 2013.

La introducción de la reforma y moderación salarial pactada por los agentes sociales para el periodo 2012-2014, evitaron de golpe la pérdida, a largo plazo, de hasta 1,5 millones de empleos y un repunte de la tasa de paro de más de seis puntos, según recordó ayer el «think tank» Civismo.

Pero además, la gran empresa subrayó los datos fehacientes surgidos de la implantación de la reforma: que la economía española logró por primera vez en su historia crear empleo con tasas de crecimiento del PIB inferiores al 2%, lo que con la rigidez anterior habría destruido puestos de trabajo. En la anterior etapa expansiva en términos laborales, entre 2000 y 2008, el PIB de España creció 31 puntos, por los 14,1 de Alemania; los 16,4 puntos de Francia; y los 12,4 puntos de Italia. La flexibilidad introducida por la reforma, con la prevalencia del convenio de empresa, despidos objetivos por causas económicas de 20 días y 12 mensualidades e improcedentes que pasaron de 45 días y 42 mensualidades a 33 días y 24 mensualidades lograron dinamizar el mercado laboral, como reconocieron el Banco de España, el FMI y la UE.

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