La situación que atraviesa la economía española no es para ser optimista. Los indicadores publicados hasta la fecha anuncian un peor comportamiento de la economía española en el futuro. Sin embargo, la clase política sigue discutiendo sobre los indicadores, sin hacer las reformas necesarias.
Las últimas previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) muestran una mejora para el conjunto de economías europeas, así como la contracción prevista del PIB mundial. Sin embargo, son más pesimistas sobre el devenir de la economía española, a la que define como ‘la economía europea más dañada’ por la crisis del coronavirus.
El cuadro macroeconómico que ofrece el Gobierno prevé un crecimiento para los próximos trimestres y una contracción media del PIB a final de año del 11,5%. Mientras tanto, el Fondo Monetario Internacional (FMI) avisa de riesgos en el horizonte como los rebrotes.
España, el país más dañado
Debemos tener en cuenta que hablamos de una economía que, como calificó la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), se presenta como la más potencialmente dañada del organismo si los rebrotes obligasen a cerrar la economía española, como ya ha ocurrido con Madrid, el principal motor económico del país.
Pese a que la inyección de liquidez vía préstamos y la aplicación de los ERTE tenían la intención de amortiguar el golpe, la realidad es que se sigue alargando la agonía que atraviesa las empresas españolas. Esta situación que, atendiendo a la composición de nuestro tejido productivo y las vulnerabilidades de las que este adolece, es más insostenible.
Hay datos que hay que tener en cuenta. Por ejemplo, que España es un país en el que su tejido productivo se compone en un 99,9% de pequeñas y medianas empresas. Si a esto le sumamos el hecho de que hablamos de empresas con escasos recursos, la situación se vuelve aún más peliaguda.
Otro dato. Mientras que las empresas francesas contarían con el 20% de la liquidez empresarial de Europa, las españolas cuentan con el 3%.
Según un informe del Banco de España, el 25% de las empresas en el país se encontraban en una situación de quiebra técnica, esperando que finalizasen los ERTEs para echar el cierre y liquidar sus negocios, una cifra que ascendería al 30% si se tienen en cuenta previsiones más realistas.
Comportamiento de las empresas
La Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme) publicaba esta semana otro informe que analizaba el comportamiento de la empresa española. Lo que llama la atención, es que el 50% de las empresas encuestadas considera que la supervivencia de su negocio está en grave peligro, mientras que un 5% de los encuestados ya afirma haber cerrado definitivamente o prevé hacerlo en los próximos meses.
En concreto, el 92% de las empresas encuestadas ha afirmado que la situación económica actual es mala o muy mala, mientras que un 64% dice que las expectativas para los próximos doce meses son negativas. Todo ello, teniendo en cuenta que el 53% de las encuestadas ya ha reducido plantilla, mientras que el resto prevé ajustarla en los próximos meses.
A esto se suma que por todos los recursos movilizado deberán responder los españoles con un mayor pago de impuestos en un futuro, un dinero que no habrá servido en muchos casos más que para alargar la agonía de unos empresarios que, a la luz de los últimos datos, no están preparados para relanzar ni la economía ni el mercado laboral.