Desde el inicio de la pandemia, si hay un sector que se ha visto especialmente afectado, ese ha sido el sector servicios. Tanto en materia de empleo como en actividad económica. De entre sus subsectores, el turístico está en estado comatoso. Lo que algunos denominan “el gran confinamiento”, así como todas esas medidas de distanciamiento social, han obligado al sector a prescindir de unos ingresos que, ante la inacción política, no regresarán.
A día de hoy sus pérdidas suman 40.000 millones de euros. De hecho del 25% de las empresas en el país que se encuentran en situación de quiebra técnica, una gran parte son turísticas.
Con semejante nivel de pérdidas y las estimaciones de reapertura en una nueva normalidad y donde el turismo se recupere, hablamos de una situación que, para los empresarios del sector, se extenderá más allá del presente ejercicio.
Para cuando finalice 2020, las pérdidas registradas por el sector turístico, de acuerdo con las estimaciones que realiza la patronal, podrían llegar a superar los 100.000 millones. Ni en el peor de los escenarios las podríamos haber imaginado. Tras extenderse esa posibilidad de que un nuevo estado de larma fuese aplicado resulta incluso optimista el prever semejante nivel de pérdidas. Todo ello, con el consecuente deterioro para el empleo.
Un millón de puestos de trabajo
En este escenario, atendiendo a las previsiones que se hacen para el empleo en el sector turístico, debemos resaltar que hablamos de un millón de puestos de empleo que se encuentran en peligro ante tal situación. Y es que, aunque no haya sido resaltado en las declaraciones que ha ido realizando el Gobierno, el sector turístico, pese a ser un sector que, como decía el ministro de consumo, no cuenta con todo el valor añadido que otros pueden tener, soporta cerca del 15% del empleo en el país; todo ello, sin atender a que, en su desglose, el país presenta autonomías en las que dicha cifra asciende hasta llegar a superar el 40%. Esto, como muestra la patronal, es muy preocupante; pues hablamos de una pérdida de capacidad productiva en el sector, pero también de una pérdida de empleos que, teniendo en cuenta que hablamos de un país que entraba en esta crisis con un 14% de desempleo estructural, no puede permitirse.
Además, para hacernos una idea de la importancia de dicho sector sobre el empleo, podemos observar los últimos datos de paro que presentó el SEPE. Unos datos de paro que suponían una recuperación del empleo del 47%. Sin embargo, al desestacionalizar dicho dato, eliminando el empleo estacional generado por sectores como el turístico, dicha recuperación descendía hasta el 15%.
Tal es la magnitud del problema que, si atendemos al impacto ocasionado por la pandemia en el PIB español a final de año, cerca del 57% de la contracción que prevé registrar la economía española estaría justificado por las pérdidas del sector turístico. Pues, de la misma forma que ocurre con el empleo, hablamos de un sector que, ya de forma directa, soporta cerca del 13% del producto interior bruto del país. Esto, si tenemos en cuenta la contribución indirecta que realiza dicho sector, así como todos esos servicios auxiliares que, indirectamente, se agregan al sector turístico, hablaríamos de un peso en la economía que ascendería hasta alcanzar el 25%. En este sentido, una quinta parta de la economía española que, a día de hoy, se encuentra dependiendo de dicho sector.
Así, en conclusión, cabe resaltar, también, la inacción de un Gobierno que sigue dejando caer al sector turístico, así como a todos esos empresarios que dependen de este. Los vetos siguen extendiéndose por todos los países, siendo Alemania el último el imponer la cuarentena a los viajeros que elijan por destino España. Sin embargo, el Gobierno sigue centrando su apuesta en un turismo doméstico que, tendiendo en cuenta los últimos datos publicados por Fundación Civismo, así como el hecho de que cerca del 90% de los viajeros en España, ya realizaban sus viajes dentro del país, el agregado que supone ese impulso del turismo doméstico no compensa, como ya se avisó y ni de lejos, unas pérdidas del turismo extranjero que, a la luz de los datos, muestran la difícil recuperación de un sector fundamental para nuestra economía.