En su parsimonioso camino hacia la recuperación, el mercado laboral ha logrado volver a dar trabajo a más de 19 millones de personas. El dato no es baladí, pues no se registraba desde el verano de 2009 y acerca la medalla de los 20 millones de ocupados que el Gobierno quiere colgarse en los próximos dos años, si bien pone de manifiesto que España sigue siendo un país de servicios: el sector ocupa a tres de cada cuatro trabajadores.
Es más, según refleja la Encuesta de Población Activa (EPA) del tercer trimestre, el porcentaje de trabajadores dedicados al área de los servicios ha escalado del 72 al 76 por ciento en los últimos ocho años, lo que sugiere que, tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, la creación de empleo se ha centrado en el sector terciario.
No obstante, los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) muestran que la tendencia está cambiando. En términos interanuales, la tasa de ocupación en los servicios fue la que menos creció entre julio y septiembre, en comparación con otros sectores: un 2,1 por ciento, menos de la mitad que en la construcción (4,3 por ciento) y en la agricultura (4,4 por ciento) y muy alejada de la industria, que creó empleo a un ritmo del 5,5 por ciento.
No es de extrañar, sin embargo, que en plena temporada turística los servicios dieran empleo a 236.400 personas. En total, en el tercer trimestre se registraron 235.900 ocupados más –34.100 en industria, 21.000 en construcción y 55.500 menos en agricultura– el mejor dato para este periodo desde 2005.
La otra cara de la moneda, el desempleo, también mostró una evolución favorable entre julio y septiembre. El número de parados se redujo en 182.600 personas, una cifra nada desdeñable, aunque inferior que en igual periodo en los últimos tres años, en parte, por el repunte de la actividad. La población activa anotó su primer alza en un tercer trimestre desde 2012 al incrementarse en 53.300 personas. Con todo, todavía hay en España 3.731.700 personas que quieren trabajar y no pueden. Esto supone un 16,38 por ciento de la población activa, la tasa más baja desde 2008. Cabe recordar que aquel año cerró con un paro del 13,8 por ciento, que escaló hasta el 17,2 por ciento en 2009, con el estallido de la crisis.
Dinamismo del mercado
La EPA del tercer trimestre pone negro sobre blanco el dinamismo del mercado de trabajo durante los meses de verano. En este sentido, el Banco de España destaca el mantenimiento del ritmo de crecimiento del empleo, con un avance interanual del 2,8 por ciento (521.700 ocupados), y que ese ritmo “se acerca al máximo observado en la actual fase alcista”, que se produjo a finales de 2015 y principios de 2016.
Por su parte, el economista Javier Santacruz anticipa un crecimiento “algo mayor” para final de año, para situar el avance “ligeramente por encima del 3 por ciento y en línea con el crecimiento de la economía”. Del otro lado de la moneda, el dibujo también luce, dado que en los últimos doce meses han abandonado la cola del paro 589.100 personas, a un ritmo de reducción del desempleo del 13,6 por ciento.
Pero no todo son buenos datos. La encuesta del INE eleva por encima del 27 por ciento la tasa de temporalidad y fija la proporción de desempleo juvenil en un todavía exagerado 36 por ciento.
A ojos de la ministra de Empleo, Fátima Báñez, estamos “a un empujón” de que la recuperación llegue a todos los ciudadanos. España ha vuelto al nivel de PIB previo a la crisis, pero en lo que se refiere al empleo todavía queda mucho trecho. El reto es doble en un entorno político convulso y, en este sentido, desde la CEOE reclamaron ayer “un marco de estabilidad social y político que disipe la incertidumbre y con ello evite posponer las decisiones de inversión que afectan a la creación de empleo”.