Los datos del paro de octubre suelen ser malos. En 41 años de democracia nunca ha bajado el paro en ese mes, y los pesimistas suelen aprovecharlo para decir que todo va mal. Pero los datos no son, como ha dicho algún economista amnésico, «desastrosos». La afiliación media a la Seguridad Social en octubre ha aumentado en 31.625 personas.
En el último año, el sistema ha ganado 530.947 afiliados, un crecimiento interanual de la afiliación del 3,18%. Por otro lado, aunque el desempleo ha aumentado en 83.327 personas, en términos desestacionalizados ha bajado en 6.727 personas. Los agoreros exigen datos desestacionalizados únicamente cuando les conviene. Un 75% de los contratos totales son indefinidos. Desde octubre de 2014, el paro ha bajado en 350.435 personas, un 7,7%. Es decir, la mayor reducción del desempleo de la Eurozona.
El ritmo de creación de empleo se mantiene, por lo tanto, en un 3,1% anual por tercer mes consecutivo, lo cual nos muestra que, aunque la tendencia de mejora es evidente tanto en calidad como en cantidad de empleo, con una creación de más de 600.000 puestos de trabajo esperados en 2015, también se percibe el efecto «elecciones». A nadie se le escapa que, ante los mensajes rupturistas preelectorales, posibles pactos de perdedores y las promesas de derogar la reforma laboral, que ha sido esencial para acabar con la sangría de empleo y recuperar el dinamismo en la contratación, muchas empresas simplemente no están contratando de la misma manera que lo han hecho en la primera mitad del año. Piense por un momento que usted es un empresario o una corporación, o que se está planteando lanzarse como emprendedor, y que enciende la televisión, escucha la radio o lee los periódicos. La retahíla de mensajes anticrecimiento y antiempleoes, como poco, imposible de evitar.
Subidas de impuestos, derogación de la reforma laboral, introducción de mayores medidas intervencionistas, separatismos. ¿Invertiría usted a largo plazo? ¿Se lanzaría a contratar trabajadores fijos con sueldos altos? Pues no.
Las llamadas a redistribuir la nada y a caer en los errores de 2008 son extremadamente dañinas, y esas propuestas que demonizan al empresario no caen en saco roto. Los inversores internacionales se lo piensan, y mucho. Los datos de octubre, en ese escenario, no es que sean buenos. Es que es milagroso que la afiliación aumente. Dejemos de poner palos a las ruedas del crecimiento.
Ganaremos todos.