La Encuesta de Población Activa (EPA) que se publicó ayer refleja que la economía española generó empleo por quinto año consecutivo: un aumento, en 2018, de 430.000 ocupados, cifra algo menor que la de 2017, cuando fue de 490.000. Gracias a ello, la ocupación llegó al final del año pasado a 19.564.600 personas, la cota más alta en una década.
EL AUMENTO DEL SECTOR PÚBLICO
Durante el cuarto trimestre, la ocupación se incrementó, respecto al tercero, en 36.600 trabajadores, por el sorprendente aumento de 43.400 personas en el sector público. Por el contrario, el privado se reducía en 6.900. Desde una perspectiva temporal más amplia, en 2018, el empleo público creció a una tasa bárbara, del 4,43% (hay que remontarse a 2003 para encontrar una mayor), mientras que el privado lo hizo al 2,7%. Este repunte en la plantilla de las Administraciones Públicas obedece al desorbitado incremento del gasto público. Este gasto debería haberse evitado porque si, en el futuro, se pretendiera disminuir el déficit público obligaría a un duro ajuste laboral.
LA CAÍDA DE LA PRODUCTIVIDAD
Esta tendencia a un mayor peso del sector público en la economía está contribuyendo a la bajada de la productividad. Así, durante 2018, la economía creció un 2,5%, mientras que el empleo lo hizo en un 3%. Esto significa que la productividad aparente del trabajo cayó (-0,5%). De este modo, aunque las empresas gastan más en tecnología, se da la extraña paradoja de que las inversiones en innovación no se trasladan a aumentos de productividad en el conjunto de toda la economía. Algo parecido sucedió durante el cuarto trimestre del año pasado, cuando ésta también se redujo: el PIB creció entonces alrededor de un 0,6% respecto al trimestre anterior, y el empleo lo hizo en una cuantía mayor (+0,9%).
Sin embargo, y pese a este descenso de la productividad, parece que el Gobierno sigue confiando el futuro de nuestra economía al tirón del gasto público, de la construcción y de los servicios de baja productividad, en contraste con la debilidad de la inversión, la industria y las exportaciones. Una composición nefasta que pone trabas a la competitividad española.
¿DÓNDE SE ESTÁ CREANDO EMPLEO?
Según la EPA, en 2018, se generaron puestos de trabajo, y de una forma espectacular, en los Servicios (+428.000) y en la Construcción (+136.300), y se destruyeron en la Industria (-3.000).
Desde hace años, el sector terciario está creando mucho empleo (el año pasado, el 75% del total) gracias al incremento del sector público, pero también a la mejora de la competitividad de los servicios de mercado (seguros, transporte, royalties, ingeniería, comercio minorista, financieros, telecomunicaciones, actividades de consultoría, informática y científicas, cursos de formación y otras actividades relacionadas con la mejora en la contratación del empleo), así como al fortalecimiento del turismo interior y la hostelería. Aún así, el crecimiento de los ocupados en la construcción (+12% anual) fue mayor que el del sector servicios (+3%).
Esto explicaría, en parte, que, durante el año pasado y respecto a 2017, el incremento de los contratos temporales (+4%) resultó mayor que el de los indefinidos (+3%).
Otra información relevante de esta última EPA es la reducción del paro (-462.400) en 2018. Una disminución de semejante magnitud ha provocado que la tasa cayera desde el 16,5% en 2017 al 14,4% en 2018, la menor tasa desde 2008.
MÁS JÓVENES CON TRABAJO
En cuanto al paro juvenil (población comprendida entre 16 y 24 años), aunque sigue siendo muy elevado, se contrajo bastante en 2018, hasta situarse en el 33,5% (frente al 37,5% de 2017). Esta bajada se debe, sobre todo, a que una parte de la juventud está encontrando empleo en España: 65.000 jóvenes más durante 2018 (son, sin embargo, la mitad que en 2017, cuando el incremento ascendió a 115.200). A la vez que se reduce el número de parados juveniles (55.000 menos). Parece que la buena marcha de la economía está ofreciendo a este segmento de la población más oportunidades laborales. Además, están madurando aquellos mecanismos financieros, puestos en marcha hace años, que apoyan proyectos empresariales en los que se combina innovación y emprendimiento. Si se quiere que los jóvenes, y los que no lo son, continúen fundando sus propias empresas y generando empleo, se debe incidir en este tipo de financiación.
BALANCE Y PERSPECTIVAS
En resumen, los relativamente buenos resultados de la EPA permiten afirmar que, en 2018, el mercado laboral siguió mejorando. Desde principios de 2014, la economía española ha logrado crear 2.614.000 puestos de trabajo. Así, se ha recuperado el 70% de los empleos destruidos durante la crisis: entre 2007 y 2014 desaparecieron 3,8 millones de puestos.
Es probable que durante 2019 se mantenga la tendencia iniciada hace cinco años y se puedan generar más de 300.000 nuevos empleos. Esto significaría que, desde comienzos de 2014, incluido 2019, casi tres millones de personas se habrán beneficiado de la recuperación económica.
Que se haga realidad o no va a depender de que las políticas adoptadas fomenten la productividad, a través, por ejemplo, de la mejora de la formación profesional y el avance tecnológico. Sólo así se creará empleo de calidad, permanente, a largo plazo y con salarios dignos, que posibiliten un mayor nivel de bienestar a la población.