La época que estamos viviendo se caracteriza por una incertidumbre creciente, una gran complejidad y una interdependencia múltiple por la globalización. Estas circunstancias dificultan el establecer previsiones. Si, además, sobrevienen situaciones nuevas, como un Gobierno de coalición, el desconcierto no puede sino incrementarse. En estas ocasiones, lo prudente para orientarse con una cierta fiabilidad pasa por utilizar cifras macroeconómicas sólidas, en lugar de atender la propaganda interesada que tanto se prodiga.
Por ejemplo, no se puede gastar más de lo que Europa autorice, o habrá un rescate que nos convertiría en un país fallido para muchos años. Otra verdad inexorable: si asustamos a los inversores mediante una fiscalidad abusiva, quienes crean valor y trabajo perderán los incentivos para hacerlo. La tercera realidad es que las regiones de pequeña y dispersa población resultan más vulnerables a las crisis que las grandes, porque estas suelen tener mayor diversificación en sus fuentes productivas, lo que aminora el riesgo.
Existe la sospecha de que el pacto de PSOE y Unidas Podemos va a influir en la evolución económica de las comunidades, porque la sintonía con La Moncloa puede rendir sus frutos, tal como ha pasado en Teruel. Eso sí, conviene tener claro que los políticos que ahora se estrenan no van a disponer del margen de maniobra que ambicionan, dado que, desde Bruselas, siguen marcando las directrices.
La debilidad económica de Europa va a revelarse determinante para detener el déficit autonómico. Las únicas regiones que tuvieron superávit en el tercer trimestre de 2019 fueron Canarias (1,11%), País Vasco, con un 0,71% (región sobre la que pesa la sospecha de estar sobrefinanciada frente al resto), Navarra (0,19%) y Baleares (0,14%). En el extremo contrario, con el déficit más alto, figuran Castilla-La Mancha, Extremadura, Murcia y la Comunidad Valencia. El caso de Extremadura es singular, porque, pese a haber recortado un 11% su tasa de funcionarios desde 2010, estos todavía representan más del 23% del total de ocupados, el mayor el porcentaje de España.
Respecto a las más endeudadas sobre PIB autonómico, en el mismo periodo, lo fueron la Comunidad Valencia (41,8%), Castilla-La Mancha (35,2%), Cataluña (33,3%) y Murcia (30,9%). Dado que esas cuatro comunidades tienen además déficit, la reducción de su abultada deuda resulta ineludible. Las que están mejor situadas en este indicador son Canarias (14,1%), País Vasco (14,2%) y Madrid (14,3%). Esta última tiene a su favor el tamaño de su capital, la mayor de España, así como su PIB.
Si examinamos la tasa de desempleo a septiembre de 2019, los peores números los encontramos en Andalucía (21,8%), Canarias (21,2%), Extremadura (19,7%) y Castilla-La Mancha (16,1%). Del otro lado están Baleares y Navarra, con un 8,2%; Cantabria, con un 8,7%; y La Rioja, con un 9%. A grandes rasgos y en conjunto, en el tercer trimestre de 2019 Navarra y País Vasco fueron las regiones que mejor lo hicieron. Sin embargo, si introducimos la fiscalidad, País Vasco ofrece más ventajas a sus ciudadanos que Navarra, porque la de esta última región resulta mucho más gravosa.