Los costes laborales por hora en los que incurre un empleador por la utilización del factor trabajo aumentaron un 3% en la Unión Europea en el segundo trimestre de 2019 en comparación con el mismo periodo del año anterior. Esta es la variación interanual más elevada desde que Eurostat empezara a analizar esta serie en 2010. Los dos componentes principales de los costes laborales que han de asumir las empresas son, por un lado, los salariales y, por otro, aquellos que no lo son y que engloban principalmente las cotizaciones a la Seguridad Social. En el conjunto de la UE, el coste salarial por hora trabajada creció un 3,1%, mientras que el componente no salarial lo hizo un 2,9%.
Los mayores incrementos en los costes laborales por hora se registraron, de un año para otro, en Rumanía (11,9%), Hungría (10,7%), Bulgaria (10,6%) y Eslovaquia (8,9%), en tanto que el crecimiento más bajo se produjo en Finlandia (0,2%) y Malta (0,4%). Portugal es el único país de la UE donde disminuyeron (-1,5%).
En España, según los últimos datos publicados en el INE del segundo trimestre de 2019, el coste laboral de las empresas se sitúa de media en los 2.664,55 euros por trabajador al mes, lo que supone un aumento interanual del 2,4%. De este gasto total, 1.992,18 euros corresponden al pago del sueldo propiamente dicho, tras un incremento del 2%. Esta constituye la mayor subida desde 2013. Por su parte, los costes no salariales han crecido un 3,2%, situándose en los 672,37 euros por empleado al mes. De estos, 618,87 euros corresponden a las cotizaciones obligatorias.
Este avance tan acusado en España, tanto del coste salarial como del no salarial, se debe en parte al efecto que ha tenido este último año la subida del salario mínimo interprofesional (SMI) en un 22,3%, junto con la de las bases de cotización, de un 7%. La mayoría de estados miembros de la UE también incrementaron su salario mínimo, pero en menor medida. De hecho, nuestro país se alza como el que experimentó el mayor aumento, seguido de Hungría (10,93%) y Grecia (10,91%). En el extremo contrario, Letonia fue la única nación que no elevó las remuneraciones de los sueldos este año respecto al anterior. Por otra parte, los trabajadores de Dinamarca, Suecia, Finlandia, Italia, Austria y Chipre no cuentan con una retribución mínima fijada por ley.
Una subida del salario mínimo, sin una análoga de la productividad, suprime los empleos que dejan de ser rentables para la empresa y propicia la contratación temporal. La desaceleración de nuestra economía, las malas perspectivas de Europa (nuestro principal cliente) y la inestabilidad que supone un prolongado Gobierno en funciones son factores adicionales que no impulsarán el mercado laboral, algo que se ha reflejado en los malos datos del paro de agosto. La Comisión Europea ya advirtió de que el incremento del SMI en España ralentizaría el ritmo de creación de empleo, lo que no se verá compensado por el aumento de la renta disponible de las familias.