Alberto Recarte ha vuelto este jueves a su cita semanal con los oyentes de Es la Noche de César. El economista y consejero de Libertad Digital ha respondido a las dudas sobre la situación económica que le han planteado los seguidores de esRadio. En esta ocasión, las preguntas han versado fundamentalmente acerca de la reforma laboral que este viernes aprobará el Consejo de Ministros.
-¿Qué tendría que tener la reforma laboral para darle una buena nota?
En primer lugar está el tema de la de la indemnización por despido: tiene que seguir habiendo, pero menor. Lo importante no sólo son los 45 días, sino que esta indemnización llega hasta los 3 años y medio de salario (que además está exenta de impuestos). También está la cuestión de los convenios colectivos, porque cada empresa tiene una situación diferente y no es posible que los convenios de carácter general -de nivel nacional, de sector, autonómico, etc.-, se apliquen por igual a todas las empresas, grandes empresas y medianas. Y en tercer lugar está el tema de la ultraactividad, que supone que cuando llega el fin de un convenio y no hay acuerdo entre sindicatos y empresarios el convenio sigue vigente. De esta manera, puede haber convenios en los que el grueso de su contenido lleva vigente 10-15 años. A veces, los empresarios, en situaciones de euforia, aceptan condiciones laborales que luego no son capaces de mantener.
– ¿Y si tuviera que escoger un solo cambio en la legislación laboral, cuál sería?
En ese caso, quizás el tema de los convenios colectivos. Que cada empresa tenga un convenio diferente con los representantes de los trabajadores.
– ¿Contrato único sí o no?
No es posible un contrato único. Una cosa es que las condiciones de resolución del contrato sean iguales, por ejemplo, que no haya diferencia a la hora de pagar indemnizaciones. Pero el resto de las condiciones, por definición, no pueden ser iguales. Por ejemplo, sólo hay que recordar la importancia en la economía española del turismo, la agricultura y la transformación industrial de los productos agrarios. Eso hace que, por definición, en la economía española haya tantos trabajadores temporales.
– ¿Por qué para reducir el paro tenemos que reducir el coste del despido en lugar de incrementarlo?
Lo primero que hay que aclarar es que estas medidas no van a disminuir el paro ni a aumentar el empleo a corto plazo. Para que se cree empleo tienen que combinarse cuatro factores. En primer lugar, un empresario. En segundo lugar, que este empresario tenga un capital. En tercer lugar, hace falta financiación. Y después se necesita una legislación laboral que le permita adaptarse a las circunstancias de la empresa: esto quiere decir que si la empresa va bien, tiene que poder contratar a cuantos más trabajadores mejor; y si todo va mal, debe poder despedir a los que necesite. No es que el empresario quiera despedir sádicamente a nadie. Si lo hace es porque no tiene más remedio.
Tenemos una situación en la que si todo va mal despedir a una persona es complicadísimo. Ahora, este proceso, en vez de durar una semana, tarda cuatro meses, en los que estás pagando salarios y una actividad en la empresa. Al final el empresario pierde no sólo la empresa, sino también el capital y las garantías que haya dado. Eso es lo que hace que la gente se retraiga de contratar más. Ése es el problema de un mercado laboral tan rígido, tan aparentemente protector del empleo, pero que en realidad sólo protege a los que tienen un empleo fijo, no al resto. En estos momentos en España hay 16 millones de personas trabajando, pero entre todos ellos hay tres millones de trabajadores temporales y también hay cinco millones de parados.
– ¿Cuándo se habla de que los salarios deben rebajarse en España, a qué se refieren?
No se puede hacer una rebaja general de todos los salarios. Se puede rebajar el salario mínimo, como se ha hecho en Portugal y Grecia. Además, creo que no hace falta rebajar los salarios de todos los trabajadores. Sólo sería necesario en aquellos casos en los que los trabajadores quieran conservar su puesto en una empresa en dificultades, y la empresa les convence de que si se rebajan el salario, la compañía se puede mantener viva y ellos puedan conservar su empleo.
– Después de los PGE de marzo ya se habrán completado las grandes reformas prometidas por el Gobierno del PP. ¿Qué le quedará por hacer?
Lo primero que falta por ver es que estas reformas se hacen realmente. Una cosa es anunciarlas y publicarlas en el BOE y otra cosa es que se cumplan. La del sistema financiero, por ejemplo, tienen entre uno y dos años para generar esos 50.000 millones en los que ha cifrado el Gobierno la necesidad de nuevas provisiones. Cuando eso se cumpla habrá más crédito y la situación será mucho más fácil. En la reforma laboral, primero hay que ver qué es lo que sale y cómo se lleva a la práctica. La reforma laboral que aprobó el PSOE no han funcionado porque ha llegado a los juzgados y estos han echado para abajo la interpretación correcta de las leyes y han decidido que las leyes quieren decir algo diferente de lo que de verdad dicen, y aplican la legislación anterior. Costaron una Huelga General al anterior Gobierno y luego esas reformas laborales no han servido para nada.
En este sentido, hay que ver si se pone un límite para que los magistrados que trabajan en los juzgados de lo social no tengan libertad de interpretación, porque si la tienen, muchos de ellos interpretan la ley como si no se hubiera aprobado esa reforma. Hay que tener en cuenta que muchos de ellos han entrado por el tercer o el cuatro turno y son exabogados sindicalistas. Por eso, vamos a ver en qué queda la reforma laboral. Por último, vamos a ver si este Gobierno es capaz de aplicar el control de gasto sobre los ayuntamientos y CCAA. El anterior Gobierno lo dijo y no lo consiguió. A ver si lo consigue este Gobierno. Porque el anterior lo intentó y no lo logró, porque las autonomías descubrieron que podían engañarle a base de la ocultación de facturas. Si todo esto se hace, efectivamente, no quedaría casi nada por hacer. Sólo sentarse a esperar.
A todo esto hay que unirle lo que pueda hacer el BCE. Si estas reformas se llevaran a cabo, a principios-mediados del año que viene llegaríamos al suelo, y a partir de ahí comenzaríamos a crecer. Yo creo que lo que falta puede ser una reforma en profundidad del sistema tributario.
– ¿Qué le parecen las medidas económicas propuestas por Rubalcaba?
Lo primero es que el PP ha pasado al PSOE por la izquierda en los temas tributarios. En lo que es el tema del control de las administraciones públicas, sólo se está haciendo lo que dicen tres artículos de la Constitución. Es el ejercicio de una facultad que debería haber desarrollado el Estado desde el año 1978. Rubalcaba no tiene ningún tipo de política económica. Lo único que dicen es que por la vía de la restricción del gasto no se puede crecer. Pero yo les recordaría que el año pasado el déficit fue del 8% -veníamos del 9,1%. y pese a ese estímulo fiscal no conseguimos crecer y cerramos el año en recesión. Ya sabemos que no ha funcionado. Eso que es lo único que han llegado a decir y no tiene ni pies ni cabeza.