Las consecuencias de la salida de Reino Unido de la UE afectan mucho a España, ya que la ruptura impactará en las relaciones mercantiles directas con la isla. Nuestro país cumple dos papeles relevantes para Gran Bretaña: el de principal inversor extranjero europeo, al controlar sectores imprescindibles para su funcionamiento diario como la banca, las telecomunicaciones, los aeropuertos o la energía eléctrica. Y el de suministrador básico de bienes de primera necesidad (alimentos, bienes industriales no energéticos, o transporte y comunicaciones). No se desprecia la importante colonia española de profesionales integrada en el tejido productivo británico.
Pero esta aportación beneficiosa se puede interpretar también en sentido inverso: Reino Unido es un cliente fundamental para España como fuente no estacional de turistas y de ciudadanos que deciden pasar aquí su jubilación.
El cambio de estatus de país miembro a país con tratado preferencial, asimilable al de Suiza o Noruega, crearía un ‘efecto frontera’. Aunque se consiga un acuerdo satisfactorio basado en el libre comercio entre ambos bloques, los flujos mercantiles y de inversión entre las economías autonómicas españolas y Gran Bretaña se van a ver sensiblemente alterados. Incluso amenazados, dependiendo de la evolución del PIB, empleo, inflación o tipo de cambio de la libra esterlina con el euro.
Así, según datos del ICEX, las exportaciones a Reino Unido fueron por valor de 18.220 millones de euros en 2015, de 20.077 en 2016, 18.950 en 2017 y 12.829 de enero a agosto de 2018. Si observamos las importaciones, estas han sido de 12.691 millones de euros en 2015, 11.193 en 2016, 11.444 en 2017 y 7.580 entre enero y agosto de 2018. Estas cifras muestran que España tuvo un superávit en sus exportaciones al Reino Unido de 5.528 millones de euros en 2015, 8.848 en 2017, 7.506 en 2017 y 5.248 de enero a mayo de 2018, lo que prueba lo mucho que España se juega en el ‘Brexit’.
En el presente año, las comunidades más exportadoras han sido Cataluña, por valor de 2.664,4 millones de euros; Andalucía, con 1.737,8; la C. Valenciana, con 1.656,5, y Madrid, con 1.656,2. En el extremo contrario se hallan Canarias (31,5 M) y Baleares (39,38 M). Sin embargo, en 2017, los turistas británicos gastaron en los archipiélagos 5.662 y 3.581 millones de euros respectivamente.
Dos comunidades que sorprenden por su saldo comercial son Murcia, región que exporta a Reino Unido 11,52 veces más que lo que importa de allí, y Extremadura, donde esta proporción asciende a 9,25. La razón reside en que venden a los británicos una gran cantidad de productos agrícolas y ganaderos, y, en cambio, apenas les compran mercaderías. Por el contrario, las regiones que más exportan hacia este destino, Madrid y Cataluña, son también las que importan más bienes con esta procedencia. La conclusión resulta clara: España debe extremar el cuidado para que el ‘Brexit’ no perjudique su relación con Reino Unido. La amenaza que supone perder al más importante socio comercial debe ser muy tenida en cuenta en las negociaciones.