Por mucho que insista la insufrible propaganda a la que nos someten, no es cierto que España sea un país atractivo para invertir. Las ministras económicas debieran leer los informes del Fondo Monetario Internacional (FMI) para enterarse un poquito. Hace diez días, “El Gráfico de la semana” del FMI tenía como título: «Estados Unidos es el principal destino de la Inversión Extranjera Directa en el mundo”, al haber conseguido 4.977.492 millones de dólares (M$), con un aumento de506.000 M$ respecto a 2020, lo que supone un 11,3%.
Países Bajos ocupa el segundo lugar con 4.330.717 M$, a pesar de que su PIB es 25 veces más pequeño que el estadounidense. País Bajos, además, ha sido desde 2010 hasta 2020 el territorio del mundo que más Inversión Directa Extranjera ha captado. China logra la cifra de 3.577.743 M$, lo que le coloca en el tercer puesto, algo lógico por su tamaño. El cuarto sitio lo logra Luxemburgo (3.326.821 M$) por las inversiones financieras que recibe. Reino Unido obtiene la quinta posición, en la que lleva desde 2010, una estabilidad muy sorprendente. El siguiente país europeo es Irlanda (1.368.425 M$), que es una nación en la que invierten muchas grandes multinacionales, como Google, Amazon, Microsoft, IBM, Intel, Apple, etc., atraídas por sus bajos impuestos societarios.
España, aunque tiene un clima mejor que los países precedentes, un litoral con playas de ensueño, una seguridad que garantiza la tranquilidad en la calle y una gastronomía excepcional, tan solo consigue ocupar la décimo tercera posición. Además, este lugar sería peor si se descontasen las inversiones inmobiliarias de los extranjeros que han adquirido viviendas de alto coste, ventaja que se puede perder en breve. La razón es la disparatada nueva reforma fiscal contra estos ricos inversionistas, una extorsión que les va a obligar a marcharse.
El ranking de hoy valora también la recuperación de inversiones tras la pandemia. Es lógico que afecte más a los países con alta inversión extranjera, especialmente si ésta es financiera, como Suiza y Luxemburgo, lo que permite resaltar la fortaleza del campeón: Estados Unidos. España (-4,36%) queda mal.
Los ministros callan ante la imparable argentinización que sufre la economía española. ¿Alguien ha medido el efecto disuasorio para invertir en España que van a tener en el futuro los nuevos tributos y las agresiones a empresarios y compañías? Es desconsolador ver que nuestros gobernantes, por puro populismo, impulsen políticas opuestas a las que aplican los exitosos Países Bajos e Irlanda, un hostigamiento que nos puede llevar a una situación similar a la de Grecia.
El caso más claro es Ferrovial, compañía que al trasladar su sede se beneficiará de una mejor seguridad jurídica, una mayor estabilidad económica y de la cotización en Wall Street. Sin embargo, hay una ventaja más relevante: una financiación más barata que la conseguible en España. La calificación crediticia AAA que goza Países Bajos desde hace 30 años contrasta con la BBA que nos dio Moddy’s hace unos meses. Además, la alta prima de riesgo también cuenta. Triste que el Ejecutivo no valore el perjuicio que causa a la imagen internacional de España su intento de incumplir el artículo 63 del Tratado de Funcionamiento de la UE, ese que prohíbe las restricciones a los movimientos de capitales por parte de los Gobiernos de los países. ¿Es ese el europeísmo que debe caracterizar a un inminente presidente de la UE?