T-T-I-P. Cuatro letras que están dominando el debate político-económico europeo en los últimos meses. El acrónimo se refiere al Transatlantic Trade and Investment Partnership, o lo que es lo mismo, la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión. El acuerdo en cuestión empezó a negociarse hace años por parte de las autoridades de la Unión Europea y de los técnicos del gobierno de Estados Unidos.
En el caso de aprobarse, supondría el mayor pacto comercial de la historia, ya que su impacto alcanza el 40% del PIB mundial. En suma, más de 650 millones de personas se beneficiarían de los efectos de liberalización del comercio que incluye el TTIP.
140.000 NUEVOS PUESTOS DE TRABAJO
El Instituto IFO, uno de los laboratorios de ideas más prestigiosos de Europa, ha estudiado el impacto que tendrá el acuerdo en el mercado laboral de los distintos países europeos. En España, desarrollar el TTIP en profundidad a lo largo de los quince próximos años enriquecería a cada español en 1.500 euros. En términos de creación de empleo, generaría 140.000 nuevos puestos de trabajo. Nuestra economía crecería en más de 60.000 millones, un aumento que supera el 6% del PIB.
El Center for Policy Research, otro think tank de renombre continental, también ha estudiado el TTIP. Sus técnicos no se fijan en un periodo tan amplio como los del Instituto IFO, por lo que los resultados son menos abultados. En cualquier caso, desde el CEPR contemplan igualmente un enriquecimiento notable ligado al TTIP, que alcanzaría los 545 euros por familia europea.
MEJORA DEL PODER ADQUISITIVO
Tener acceso a bienes más asequibles es una de las claves del TTIP, ya que el acuerdo busca tumbar las barreras que encarecen los intercambios a ambos lados del Atlántico. De entrada, hay que decir que aún se mantienen aranceles que, de media, gravan con un 3,5% los intercambios UE-EEUU. Eliminar ese sobrecoste aumentaría el poder adquisitivo de los consumidores.
Por otro lado, se mantienen barreras no arancelarias que también actúan de facto como aranceles. El sector automovilístico conoce bien estas trabas, ya que las «normativas de seguridad» suelen diseñarse con objetivos proteccionistas que, en vez de centrarse en establecer niveles razonables de seguridad, abogan realmente por introducir reglas arbitrarias que ayudan a que la producción extranjera salga perjudicada.
Si echamos un vistazo a las quejas presentadas por la UE ante la Organización Mundial de Comercio, vemos que las quejas relacionadas con EEUU tienen que ver con aspectos como las subvenciones que distorsionan el mercado aeronáutico, las cuotas que restringen las importaciones de acero, los límites a la venta de productos como el vino o el tratamiento fiscal discriminatorio que reciben las empresas europeas en determinados sectores del mercado americano.
¿ES UN ACUERDO «OPACO»?
El movimiento antiglobalización lleva quince años denunciando la «opacidad» de los acuerdos que persiguen liberalizar el comercio. El TTIP no ha sido una excepción y, de hecho, una de las críticas habituales que recibe el acuerdo por parte de la izquierda anticapitalista tiene que ver con la falta de «transparencia» del proceso.
En realidad, si por algo se caracteriza el TTIP es porque está siendo un acuerdo mucho más público que cualquier otro. De entrada, en 2013 se publicaron más de 25 documentos e informes de las negociaciones, incluyendo posiciones iniciales, conclusiones de las negociaciones, borradores para nuevas cumbres, etc. En 2014, Bruselas divulgó alrededor de 50 papeles más, a los que se sumaron casi 40 en 2015. En lo que va de 2016 ya se han publicado casi 10 informes que detallan el estado de las negociaciones en todos y cada uno de los puntos que siguen abiertos.
Todos los documentos de las negociaciones del TTIP están disponibles por orden cronológico haciendo click aquí. Además, también se pueden analizar clasificados por temática en este enlace. Cualquier lector que visite ambos links podrá comprobar que los informes de las negociaciones son exhaustivos. De hecho, este ejercicio de transparencia es muy superior al que se dio en pactos europeos de gran alcance, como el de la Comunidad Económica Europea, el del Espacio Schengen o el de la creación de la Eurozona.
PROTECCIONISTAS SUBVENCIONADOS
Como ha destacado el think tank Civismo, muchas de las organizaciones que lideran la campaña proteccionista Stop TTIP se benefician al mismo tiempo de jugosas subvenciones concedidas por la Comisión Europea. En clave española, es el caso de CCOO o UGT, que se oponen al acuerdo comercial transatlántico mientras reciben subvenciones de Bruselas.
Civismo ha criticado esta situación, denunciando que las entidades que forman parte del grupo Stop TTIP se han repartido más de 100 millones de euros de dinero público. «Es preocupante que se destine tantos recursos a quienes promueven medidas contrarias a la agenda de apertura comercial que promueve Bruselas», señala el informe.
LA MAYORÍA DE LOS EUROPEOS, A FAVOR
El estudio de Civismo también recuerda que «el acuerdo comercial UE-EEUU recibe el apoyo de la mayoría de los ciudadanos europeos, de acuerdo con las sucesivas publicaciones del Eurobarómetro. La última encuesta en la que se preguntó por esta cuestión arrojó un apoyo del 53% para la iniciativa, con un rechazo del 32% y un 12% de indecisos«.
Así, «en 24 de los 28 países de la UE, el apoyo al TTIP es mayoritario. De hecho, algunos de los países más golpeados por la crisis registran una clara mayoría social a favor del pacto comercial. Es el caso de Grecia, España y Portugal, donde el respaldo al TTIP asciende, respectivamente, al 64%, 63% y 60%. Solamente en Alemania y Austria, la oposición al pacto tiene un apoyo mayoritario».
En este sentido, Civismo recuerda que «a pesar del auge del populismo anticapitalista a ambos lados del Atlántico, la resistencia al TTIP sigue siendo minoritaria» y llama la atención sobre el hecho de que «en el debate público sobre estas cuestiones, el acuerdo no se aborda con perspectiva y predominan voces contrarias a la libertad comercial».