Hay políticos y funcionarios a los que más que abonarles un salario se les debería cobrar por la destrucción de empleo que provocan. Los miembros de la Comisión Local de Patrimonio Histórico de Madrid son grandes candidatos al “Premio nacional pro paro”. El grupo chino Wanda había comprado el deteriorado rascacielos de Plaza España para rehacerlo completamente y crear 300 viviendas, un hotel de 20.000 m2 y un centro comercial de cinco plantas con 15.000 m2. La seguridad del desmantelamiento de unas fachadas de 117 metros de altura hacía necesario deshacerlas primero y reconstruirlas después, ladrillo a ladrillo, a fin de que el edificio recuperase su forma original. Esa Comisión, a la que no sé hasta qué punto le importan los 6.000 empleos que iba generar el nuevo proyecto, ha preferido aferrarse a un supuesto criterio técnico y exigir el mantenimiento de las fachadas, algo insólito por su tamaño y que reduce la rentabilidad de la inversión.
Wanda ha decidido abandonar el proyecto y es probable que decline su oferta de invertir 3.000 millones en España. La relación de este Grupo con el Ayuntamiento de Manuela Carmena no ha sido fácil. Creo que con una actitud más posibilitadora el proyecto habría salido adelante, pero Esperanza Aguirre ya no gobierna.
El daño no sólo es para Madrid, sino para la imagen de España. Wanda es el grupo inversor más importante del mundo, la primera empresa mundial en “commercial real estate”, el mayor propietario inmobiliario de Asia, la industria cultural más grande de China, el principal distribuidor de salas de cine de EE.UU. (donde acaba de invertir 3.500 millones de dólares), el mayor operador chino de hoteles y resorts de lujo y el mayor creador de empleo de toda Asia (146.000 puestos de trabajo por cada año). Wang Jianlin, el mayor millonario de China, había elegido a España como puerta de entrada a Europa y ahora no se va, sino que lo echamos a golpe de intervencionismo, gesto que ahuyentará nuevas inversiones. ¡Enhorabuena, Carmena!