Algunas Comunidades Autónomas son como aquellas personas que comienzan el mes yéndose de compras y que, con la llegada del día quince, descubren que ya han agotado el saldo de su tarjeta. El resto del mes se convierte en una supervivencia difícil, dibujada en números rojos o créditos más caros que de costumbre.
A finales del pasado julio, el conjunto de las regiones alcanzó su límite de endeudamiento para todo el año, con un déficit que supuso el 1% del PIB. Esta cifra entraña algo todavía más peligroso: es mayor incluso que la de julio de 2013, cuando el objetivo de déficit era más elevado, la recuperación económica todavía no había comenzado, y los gastos extraordinarios derivados del año electoral todavía había que verlos con catalejos.
En primer lugar, se encuentran aquellas comunidades que ya han rebasado su endeudamiento estipulado para el conjunto del año: Navarra (2,59% del PIB), Extremadura (1,93%), Murcia (1,42%), Castilla-LaMancha (1,4%), Andalucía (1,39%) y Cataluña (1,22%). Este problema adquiere una mayor gravedad si se tiene en cuenta que todas estas regiones,menos Navarra, atraviesan una situación peor que la de hace un año, por lo que tendrán que aplicar más recortes en la recta final de 2014. La Comunidad Foral juega un papel especial ya que su contabilidad funciona de forma distinta, por lo que acostumbra a disfrutar de reducciones de déficit en el último trimestre. Sin embargo, el sistema fiscal de Navarra es el más gravoso de la nación, lo que supone más un freno que un estímulo para aumentar la recaudación y reducir el déficit.
En segundo lugar quedan las regiones donde el desfase presupuestario se sitúa por encima de lo que le correspondería a estas alturas del año, pero todavía por debajo del límite marcado para todo el ejercicio. Se trata de Madrid (0,95%), Comunidad Valenciana (0,94%),Aragón (0,81%), La Rioja (0,78%) y Galicia (0,74%).Dentro de este grupo, a excepción deAragón, todas las CCAA registran hoy un déficit mayor que el del periodo anterior. De media, el agujero es un 65,5% más grande, pero alcanza un 151,6% más en el caso de La Rioja.
Por último, aparecen las seis comunidades que han mantenido una cierta disciplina presupuestaria, aunque tienen que mantener el rumbo de cara al final del ejercicio. Son Cantabria (0,63%), País Vasco (0,62%), Castilla y León (0,53%), Canarias (0,3%), Asturias (0,27%) y Baleares (0,01%). Aunque los datos se escriben en positivo, no puede obviarse que su déficit se ha duplicado respecto al de 2013, y que tanto Asturias como Baleares obtenían superávit el año pasado. Sin duda, la falta de incentivos habrá influido en que estas regiones se hayan relajado fiscalmente, algo que los economistas llaman riesgo moral.
Los ciudadanos no quieren políticas de austeridad e impuestos, y menos cuando perciben cómo sus esfuerzos se dirigen a financiar otros territorios, aquellos a los que parece que se favorece para amortiguar su propio descontrol. Por otro lado, los habitantes de estas comunidades más derrochadoras tampoco reclaman una mejor gestión del dinero, dado que sus políticos respiran a través del pulmón financiero del Estado a cambio de unas condiciones que no existen. En definitiva, se premia a los que lo hacen mal y todos acaban prefiriendo la irresponsabilidad de ir por ese camino.