Nos encontramos en el último tramo del año. Toca revisar las cuentas para comprobar si, en 2015, España se ha apretado lo suficiente el cinturón como para que el objetivo de reducción del déficit se haya cumplido. Según los últimos datos de ejecución presupuestaria del Ministerio de Hacienda, en el conjunto del Estado el aligeramiento de este capítulo prosigue: en septiembre tenía un 21,3% menos de déficit que en el mismo mes de 2014. Actualmente representa el 2,37% del PIB estatal.
Es importante subrayar que este ajuste se ha logrado, en parte, porque los ingresos tributarios han crecido interanualmente un 5,9%. Y, sin embargo, la reforma fiscal implementada por el Gobierno ha supuesto una rebaja de impuestos, cifrada en una recaudación hasta 3.000 millones de euros más baja. Esto demuestra que la economía es capaz de reflotar cuando no se grava al ciudadano con cargas impositivas y se le permite que destine su dinero a, por ejemplo, reactivar el consumo.
Por su parte, las comunidades autónomas consiguieron reducir su déficit interanual un 25,1%, lo que constituye un 0,69% de su PIB. No obstante, pese a esta mejora, el último informe de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) estima que las comunidades autónomas cerrarán el ejercicio con un desfase del 1,4%, o lo que es lo mismo, el doble de la cantidad a la que se habían comprometido con el Ministerio de Hacienda.
En agosto de este año, las comunidades que más déficit tenían eran Murcia, con un 1,47% de su PIB; Extremadura, con un 1,37%; y Comunidad Valenciana, con un 1,14%. Las únicas que tuvieron superávit fueron Baleares, con un 0,23% de su PIB; y La Rioja, con un 0,01%.
En cuanto a las que más se desviarán del objetivo presupuestario, según las previsiones, serán Murcia y Comunidad Valenciana, ambas con un 2,6% de su PIB, seguidas de Cataluña, con un 2,1%. En el otro extremo se hallan las únicas tres regiones españolas que no incurrirán en incumplimiento, ya que su déficit se situará por debajo del 0,7% del PIB: son Navarra, que sólo se apartará un 0,1%; País Vasco y Galicia, las dos con un 0,6%.
El cambio de los gobiernos autonómicos el pasado mes de junio no ha ayudado a que las regiones normalicen sus cuentas. Las medidas electoralistas han disparado los desembolsos de muchas de ellas, caso de Aragón, donde la entrada de Podemos en el Ejecutivo ha provocado que los gastos se incrementen un 11%. A tenor de estos datos, parece que las administraciones autonómicas son un patio descuidado de vecinos donde cada uno barre para su casa, sin preocuparse por el bien común. El mejor remedio para remendar el saco de todos es hacer a cada comunidad responsable del propio zurcido y si no, ¡que pasen por caja!