La situación en España, aunque parece ya algo cotidiano, sigue siendo bastante complicada. El escenario en el que se encuentra el país, con un grave problema estructural en materia de pensiones, sigue siendo muy perjudicial y limitador para la economía española. Las reformas siguen sin llegar, pero el gasto sigue engordando. El ministro Escrivá ya ha dicho que se debe a la última revalorización de las pensiones, sin embargo, seguimos sin decir cómo financiaremos el escenario.
Y es que, como decía, las reformas en las pensiones siguen sin llegar. Desde hace años, España tiene grandes problemas estructurales entre los que cabe destacar la situación de las pensiones en el país, así como el gran nivel de desempleo. Problemas estructurales que, tras meses de Gobierno, siguen sin abordarse. Unos asuntos que requieren de reformas integrales, a las que el Gobierno hace caso omiso, centrando su atención en aspectos superficiales y “parcheos temporales”.
Como podemos observar, aunque no era la medida deseada por el ministro Escrivá, sino la impuesta por Pedro Sánchez, el Gobierno de España impuso una revalorización en las pensiones mientras que, por otro lado, y sin revalorizar nada, estábamos teniendo que afrontar parte del pago de las pensiones con cargo a la deuda pública. Es decir, no teníamos dinero ni para pagar las pensiones sin la revalorización y, sin atender siquiera a eso, el Gobierno se saltó el índice de revalorización, incrementando la cuantía de las pensiones sin mirar, siquiera, el estado de las cuentas públicas.
Una revalorización que ha incrementado el gasto un 3,2 %, representando una cuantía cercana a los 10 000 millones de euros —9 872 millones—. Esta cifra, la cual registra nuevamente un nuevo récord, vuelve a disparar el gasto de las pensiones en el país. Un gasto que, como podemos observar en las cuentas públicas del estado, representa cerca del 20 % del gasto público total en el país. Es decir, la mayor partida de gasto público en el país se está destinando al pago de pensiones. Sin embargo, parece que algo de semejante envergadura, sin embargo, no debe ser tomado en serio para adoptar reformas integrales.
Y es que, aunque la intención del Gobierno sea ocultarlo y seguir tirando de deuda para el pago de las pensiones mientras dure su legislatura, la situación podría truncarse para el Presidente y sus deseos podrían verse incumplidos. Es posible que la desaceleración siga acechando y el comportamiento en el mercado laboral sea peor de lo esperado, de modo que los recortes no van a esperar a que termine la legislatura del vigente Presidente, obligándole a tomar decisiones entre las que estaría la subida de impuestos en consecuencia al gasto que representan las pensiones en el país, o, por otro lado, recortes en las pensiones, con su consecuente pérdida de votos.
Como podemos imaginar, viniendo de quien viene y sabiendo quienes van a tomar la decisión, creo que es absurdo el no imaginar cuál será la decisión por la que opte Pedro Sánchez. Efectivamente, aquella que menos votos comprometa. Y es que, los pensionistas en España representan la mayor fuerza electoral grupal que hay en estos momentos en el país. El mayor grueso de votos del estado y por el que Sánchez luchará hasta el último día, pescando en ese caladero con el fin de que este le siga permitiendo dormir en La Moncloa.
Además, ya no solo estamos hablando de un incremento en el coste de las pensiones por la revalorización, sino que, cada día que pasa, el número de pensionistas también va en aumento. La generación de los baby boomer ya comienza a mostrar signos de agotamiento en su vida laboral. Una gran cuantía de jubilados se avecina por el horizonte, a la vez que la tasa de natalidad sigue en niveles de los años 40, mientras que la tasa de desempleo juvenil lidera todos los ranking a nivel europeo.
Sin natalidad y con uno de cada tres jóvenes en situación de desempleo, BBVA Research, el servicio de estudios de la entidad financiera, ya prevé que el país, para el año 2045/2050, alcance la paridad en la tasa de sustitución. Es decir, el servicio de estudios prevé que la relación entre pensionistas y cotizantes —contribuyentes con empleo— llegue a la paridad. Una paridad en la que tendríamos un escenario con un pensionista por un cotizante. Un cotizante que, él solo, deberá pagar, con su contribución, una de las pensiones con la mayor tasa de remplazo de toda Europa —relación entre cuantía de la pensión en % sobre el último salario percibido—.
Como podemos observar, no hablamos de nada que no sea verdaderamente preocupante. Los fondos públicos, en estos momentos, no tienen la capacidad de seguir financiando las pensiones en el país, al menos con los ingresos que, por ahora, percibe el estado. España necesita reformas integrales para solventar la situación. Reformas que, de no darse, acabarán dejando un enorme agujero en las cuentas públicas de un país hipotecado para las generaciones futuras.
¡Y, ahora, hablemos de solidaridad intergeneracional!