Estos días y hasta el próximo miércoles, los afiliados al Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) están votando el contenido básico del programa del Gobierno de coalición con los democristianos (UCD). Una de las propuestas más controvertidas se refiere al establecimiento de un Salario Mínimo Interprofesional (SMI) a nivel nacional de 8,5 euros por hora de trabajo. El Consejo de Sabios, órgano independiente encargado de controlar al Ejecutivo, ya ha criticado la medida porque supondría la destrucción de 1,7 millones de puestos de trabajo. La aparición de estos nuevos parados correspondería a la supresión de aquellos empleos que dejan de ser rentables debido a que su productividad es inferior al coste de su sueldo más los impuestos.
¿Es este salario mínimo excesivamente alto? Contextualicemos. Primero, hay que compararlo con el salario mediano, es decir, el de aquella persona que se sitúa justo en el centro de la distribución de forma que hay el mismo número de gente que cobra un salario superior e inferior a ese salario. Pues bien, el Salario Mínimo alemán se sitúa en 0,55 veces la mediana, frente al 0,47 de España (el SMI está en 9.034 euros al año). Estos valores son mucho más altos si los comparamos con el Salario Mínimo estadounidense (0,38 veces), cifra que no perjudica el empleo.
Ahora bien, si analizamos por regiones la situación de la mediana del SMI, vemos que la mayor parte se encuadran más próximas a la nueva posición alemana que a la de EE UU.Así, Canarias se encuentra por encima de la cifra alemana (0,56), mientras que Galicia y Extremadura están en el mismo nivel, ése donde el SMI puede ser tan pernicioso como para destruir un 4,1% de los puestos de trabajo. En caso de que el Salario Mínimo fuera acorde a la realidad económica, estas tres regiones habrían conseguido salvar 90.300 puestos de trabajo, según el cálculo del Consejo de Sabios germano.
El siguiente escalón lo ocupan Murcia, Cantabria, Andalucía, Castilla y León, Baleares, Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha y La Rioja, todas en torno al 0,51. Este nivel sigue siendo lesivo y, de hecho, se encuadraría en el noveno puesto más alto de los 34 países de la OCDE (el club de los países desarrollados), por delante de Bélgica. Aquí, el Salario Mínimo supondría la pérdida de 243.200 empleos. Ligeramente por debajo se encuentran Asturias y Aragón, muy cerca de la media española y donde la normativa sacrificaría 21.700 puestos de trabajo.
Es necesario prestar atención a Cataluña, y Madrid para encontrar dos regiones donde el Salario Mínimo se encuadra en un marco competitivo, aunque ligeramente por encima de la media de la OCDE (0,41). Con todo, estas dos regiones perderían 85.800 puestos de trabajo a causa del Salario Mínimo. Por muy poco, Navarra no llega a la media de la OCDE. Finalmente, el País Vasco, en el entorno de las cifras estadounidenses, solo pierde 3.800 puestos de trabajo, debido a que las empresas instaladas allí pueden pagarlo.
El SMI tiene que adaptarse a las condiciones de cada región, de forma que las buenas intenciones no acaben generando resultados catastróficos, en este caso, la pérdida de 448.000 puestos de trabajo en España. También, existe una cuestión sobre la que reflexionar: ¿por qué la mayoría de los países sin Salario Mínimo pertenecen al grupo de países más ricos de Europa? Hablo de Suiza, Noruega, Dinamarca, Finlandia, Alemania, Suecia, Austria, Islandia, Italia y Chipre. ¿Qué es mejor? ¿Seguir el ejemplo de Alemania y permitir salarios ridículos, o alargar la angustia de las personas en paro? El debate está abierto.