Los contribuyentes españoles son desde ayer, 28 de junio, fiscalmente libres. Según los cálculos del think tank Civismo, todo el dinero que ha ganado un trabajador desde el 1 de enero hasta dicha fecha ha ido destinado a cumplir sus obligaciones con Hacienda y la Seguridad Social.
Dentro de esos 178 días comprometidos, el reparto del gasto es el siguiente: hemos dedicado 102 días a pagar cuotas a la Seguridad Social, 36 al IRPF, 25 al IVA, otros 11 a Impuestos Especiales y los 5 días restantes, a tributos como el IBI, Patrimonio o el Impuesto de Circulación.
A pesar de que la cifra es muy elevada, lo cierto es que se observa una tendencia a la baja en los últimos años. En 2014, por ejemplo, dedicamos al pago de impuestos y cuotas unos 183 días, mientras que en 2006 y 2007, en pleno pico alcista del ciclo económico, se llegaron a superar las 190 jornadas.
No obstante, hay diferencias significativas dependiendo de la autonomía en la que residan los contribuyentes. Y es que, mientras Ceuta, Melilla y La Rioja son las más adelantadas en el calendario, en Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha, Cantabria y Cataluña el día de la liberación fiscal se retrasa hasta julio. La región catalana es la peor posicionada: sus contribuyentes no son libres hasta el 5 de julio.