Según los cálculos del think tank Civismo, los españoles deben trabajar desde el 1 de enero hasta el 3 de julio de cada año, hasta hoy, durante más de seis meses, para generar los ingresos suficientes con los que pagar impuestos. Sólo a partir de esa fecha, «el Día de la Liberación Fiscal», un ciudadano empieza a ganar dinero para sí mismo.
Civismo tiene en cuenta lo que se abona por el IRPF, el Impuesto de Patrimonio, el IBI, el de Circulación, los impuestos especiales, el IVA y muchos otros. Además, contabiliza las cotizaciones a la Seguridad Social, y desde este año, con polémica, al incluir también la parte que pagan las empresas.
Según Cristina Berechet, jefa de investigación, «un trabajador español con un sueldo medio de 24.400 euros brutos al año destinaría 102 días a pagar las cotizaciones a la Seguridad Social, 41 días a pagar el IRPF, 25 el IVA, 11 a impuestos especiales y cinco a otros. En total, dedicaría 184 días de su trabajo (15.988 euros) a pagar a la Administración».
El documento explica que «si bien la media española se sitúa en el 3 de julio, el esfuerzo fiscal varía de una CCAA a otra», con una horquilla de hasta nueve días «entre el País Vasco (la CCAA con el menor esfuerzo fiscal) y Cantabria y Cataluña (las dos con mayor esfuerzo)».