¿Es 20 de mayo? Pues, quizás no sea suficiente como para descorchar una botella de cava, pero es el día en el que habrá saldado sus deudas con las haciendas estatal, autonómicas y locales, lo que los economistas liberales denominan el día libre de impuestos o ‘tax freedom day‘.
En el 2018, la jornada es este domingo 20 de mayo, dos días después que en el 2017, según se desprende de la presión fiscal prevista por el ministerio de Hacienda para este ejercicio. Los ingresos públicos crecerán a mayor ritmo que la economía y, por eso, aumenta su peso. El cálculo para este año se ha realizado con las estimaciones hechas por el Gobierno en le programa de estabilidad remitido a Bruselas, que relaciona los ingresos totales del Estado con el producto interior bruto (PIB), es decir, la parte de la tarta de la riqueza total que se genera en el país en un año que se lleva el sector público.
Otra forma de calcularlo consiste en tener en cuenta solo los ingresos tributarios, con lo que la proporción se reduce. En todo caso, a partir de los datos del Ejecutivo, durante los primeros 140 días del actual ejercicio habremos trabajado para pagar al fisco, el resto, en teoría, son días que quedan libres para otros menesteres.
Sin embargo, aún faltarán un total de 8 días, hasta el 28 de este mes, para que el Estado haya gastado todo lo que tiene previsto para el 2018 (otra forma de representar con días el peso del gasto público en la economía). Este periodo se acorta hasta abril si se contabiliza solo el gasto social, es decir, aquel que va destinado a ámbitos como la salud, la educación o la dependencia. La diferencia entre los días que dedicamos a pagar al Estado y los que este cubre sus gastos es el déficit, es decir, el desfase entre los gastos y los ingresos. En una familia, estos números rojos se cubrirían con créditos y préstamos o llevarían a la asfixia financiera.
A nivel público este diferencial se cubre mediante la emisión de deuda, unos papeles que convierten a quienes los adquieren a cambio de un interés, en prestamismas y acreedores de las administraciones públicas. En las etapas de más crisis, la recaudación suele desplomarse, con lo que baja la presión fiscal y aumenta la porción de la tarta que se destina al gasto público. En España, a pesar de la recesión, a partir del 2012, con la subida aplicada en el IRPF con la llegada del PP al Gobierno y las posteriores subidas del IVA, la presión fiscal aumentó hasta empezar a bajar partir del 2016 con la reforma del IRPF.
También hay estimaciones como la que hace el ‘think tank’ Civismo, que adentra el día libre de impuestos hacia el mes de junio. En todo caso, todas son fórmulas para representar el peso que los ingresos públicos copan de la riqueza total.
Los datos sobre España quedan aún alejados de la media de la Unión Europea (UE), que sitúa el día libre de impuestos en el 14 de junio y en la de la zona euro, en el 17 de junio. En todo caso, también el gasto público tiene un peso mayor, ya que en la media comunitaria se sitúa en el 17 de junio y en la de la zona euro, en el 22 del mismo mes, casi un mes más tarde que en España.
Y si en el caso de España la carga parece muy pesada, en Francia lo es mucho más. Para los franceses, el día en el que dejan de pagar al Estado no llegará hasta el próximo 17 de julio, casi dos meses más tarde que en España. De todas formas también se benefician de mucho mayor gasto público, ya que este cubre hasta el 25 de julio. Algo parecido sucede, por ejemplo, en Dinamarca.
De los datos estadísticos de Eurostat para el 2017 se desprende que Irlanda, en cambio, es donde la carga es más ligera, ya que la jornada libre de impuestos fue el pasado 4 de abril. Pero también el gasto se acaba mucho antes. En concreto, el pasado 5 de abril.
En el programa de estabilidad que el Gobierno remitió a Bruselas, está previsto que las fechas en las que se dejan pagar impuestos y otras cargas converjan en el 21 de mayo dentro de tres años. La fecha libre de impuestos ganará un día de terreno porque está previsto que la recaudación experimente un aumento mayor que el crecimiento del PIB nominal.