Hay una frase muy jiennense que dice: “Me tiro todo el día trabajando para otros”, en alusión a las obligaciones fiscales y tributarias que han de asumir los hombres y las mujeres que viven en esta tierra. Es verdad que aquí viene más dinero para pagar pensiones que del que se aporta a la caja única de la Seguridad Social. También es cierto que se trata de una provincia con un elevado nivel de ayudas agrarias y de fondos de desarrollo de la Unión Europea, pero ni una cosa ni otra sirven para atenuar o rebajar una aplastante realidad: Jaén es una provincia con una elevada carga fiscal para trabajadores, empresarios y autónomos.
Esta tierra está muy por encima en materia de impuestos de los países que forman la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). No obstante, la presión tributaria, más bien, es una manera de entender la política y el desarrollo de la sociedad. Existen países que pagan muy poco, pero cuando sus ciudadanos se ponen enfermos se han de “rascar” el bolsillo.
O tienen que acudir a planes de ahorro privados cuando ya no están en edad de trabajar, por lo que una parte de sus ingresos tienen que guardarlos para cuando ya no tengan fuerzas para desarrollar su actividad laboral.
Un informe de Civismo “echa las cuentas” de manera clara y asegura que los jiennenses han de destinar su sueldo íntegro que reciben hasta el 1 de julio para pagar tributos. Así de rotundo. A partir de ahí se puede hacer el cálculo de la manera que se desee, ya que esto es igual que decir que un hombre o una mujer que tiene una actividad remunerada en esta provincia invierte 18 años de su esfuerzo para abastecer a las arcas públicas —también recibe de ellas en algunos momentos, como cuando se queda en el paro o se jubila—. De esta manera, un asalariado jiennense destina 180 días de sueldo al año para pagar tributos.
No obstante, el sueldo no sería el que le ingresan en el banco, sino el que le aparece en la nómina antes de aplicarle las retenciones, que no es más que desquitarle este dinero poco a poco, lo que resulta mucho menos “doloroso”.
De esta manera, los 180 de pago a las arcas públicas se reparten de una manera muy clara, tal y como se establece en este estudio.
Hay 102 jornadas de trabajo que sirven para “echar euros” a la hucha de la que debe salir la pensión o de la que cobra si se pone malo o, lo que es lo mismo, 102 días laborales se destinan a nutrir a la Seguridad Social.
Existen otras 37 jornadas de trabajo para abonar el IRPF (Impuesto de la Renta para las Personas Físicas), que abastece de dinero al Estado para mantener prestaciones, inversiones en servicios, carreteras, atención social o sanidad, por ejemplo.
Cada jiennense necesita trabajar 25 días para pagar el IVA de los productos que compra cuando acude a los supermercados, se compra un vehículo o se toma un café con una tostada, por ejemplo —entre otros bienes y servicios de consumo diario—. No obstante, otros 11 días más van a parar a los denominados impuestos especiales, que son los que se incluyen en el tabaco, en las bebidas alcohólicas, en la energía de su casa o en el carburante. Por último, existen otros 5 que sirven para gravámenes, que son pagos por tener algunos bienes, como un coche o una casa.