Este miércoles finalizan 177 jornadas de trabajo que los españoles han dedicado al pago de impuestos. Según los cálculos realizados por el ‘think tank’ Civismo, el ‘Día de la Liberación Fiscal’ se adelanta un día respecto al ejercicio anterior.
De esos 177 días de sueldo dedicados al pago de impuestos, las cotizaciones sociales suponen, de media, 102 jornadas de salario, a las que se suman otras 35 por IRPF (una jornada menos que el año pasado), otros 25 por IVA, 11 por Impuestos Especiales, y cinco más por otros tributos estatales, autonómicos y municipales como el IBI, Patrimonio, Sucesiones o Matriculación. Esto deja disponibles 187 días de sueldo libres para el contribuyente.
El desglose refleja un gran impacto que tienen el IRPF y las cotizaciones sociales. Así, de cada 100 euros que paga el empresario en coste laboral, el ocupado de entre 16 y 29 años cobra 64,11, lo que equivale a una ‘cuña fiscal’ del 35,89%.
Para los trabajadores de entre 30 y 44 años, la retribución neta se queda en 62,50 tras una ‘cuña fiscal’ del 37,5%. Los que tienen entre 45 y 64 años reciben de esta cantidad solo 61,66 euros, lo que supone la ‘cuña fiscal’ más elevada por tramos de edad: un 38,34%.
Por último, entre los mayores de 65 años, la fiscalidad directa se traduce en que, de cada 100 euros, se perciben 88 de forma efectiva. En este caso, la “cuña fiscal” es más reducida, de un 12%, por la ausencia de presión de las cotizaciones sociales.
Lo que contribuyen los ciudadanos respecto a lo que reciben
El ‘think tank’ realiza por primera vez en España una comparativa entre lo que los ciudadanos contribuyen al Estado y lo que reciben a cambio, en forma de servicios públicos. Para ello, pone en relación la distribución del gasto público por partidas presupuestarias y el pago de impuestos por tramos de edad.
De esta forma, el gasto en protección social (pensiones, prestaciones por desempleo, y otras ayudas) asciende al 16,8% del PIB español, seguido en peso por el coste de mantenimiento de la Administración Pública, con un 6,1%; la Sanidad (6%); Educación (4%); Inversiones (3,9%); Seguridad (1,9%); Subvenciones y Cultura (1,1%); Defensa (1%); Medio Ambiente (0,8%) e Infraestructuras de vivienda (0,5%).
En cuanto a los servicios públicos que recibe cada ciudadano en función de su edad, se incrementan exponencialmente con la llegada de la jubilación. En concreto, el valor económico de lo percibido por el contribuyente se más que triplica, pasando de los 6.934,42 euros nominales en el tramo de 16 a 29 años a los 22.388,80 a partir de los 65.
No obstante, la principal prestación, en términos económicos, se trata de la pensión pública, al ascender a 15.454 euros anuales, seguida de la cobertura sanitaria (1.919 euros).En lo que se refiere a los impuestos, el máximo se da en la madurez de la edad laboral del contribuyente (45-64 años), cuando alcanza a pagar 15.662,24 euros anuales, frente a los 10.449,75 de los más jóvenes, o los 4.620,31 de los mayores de 65.
Si se cruzan ambas variables, casi el 80% de los contribuyentes paga más impuestos que lo que recibe hasta la edad de jubilación, momento en el que la situación se revierte.
Los trabajadores abonan entre 3.515,33 y 7.775,23 euros anuales más de lo percibido en servicios públicos durante los 35 años de carrera de cotización, para luego beneficiarse en forma de pensión, sanidad y dependencia por un importe de 17.768,49 euros anuales durante dos décadas.
En concreto, el pago de las cotizaciones a la Seguridad Social supone, de media, 102 jornadas de salario; a las que hay que añadir otras 35 por IRPF, hasta 25 por IVA, 11 por Impuestos Especiales y 5 más por otros tributos estatales, autonómicos y municipales como el IBI, Patrimonio, Sucesiones o Matriculación. Esto deja disponibles 187 días de sueldo libres para el contribuyente.
De este desglose se deduce el gran impacto que tienen el IRPF y las cotizaciones sociales (costeadas tanto por el empleado como por el empleador), cuya suma se denomina “cuña fiscal“, y que reduce el salario neto de los trabajadores “de manera significativa”, según aclara el estudio.
Así, de cada 100 euros que paga el empresario en coste laboral, el ocupado de entre 16 y 29 años cobra 64,11, lo que equivale a una “cuña fiscal” del 35,89%. Para los trabajadores de entre 30 y 44 años, la retribución neta se queda en 62,50, a causa de una “cuña fiscal” del 37,50%. Los que tienen entre 45 y 64 años reciben de esta cantidad sólo 61,66 euros, lo que supone la “cuña fiscal” más elevada por tramos de edad: un 38,34%. Por último, entre los mayores de 65 años, la fiscalidad directa se traduce en que, de cada 100 euros, se perciben 88 de forma efectiva. En este caso, la “cuña fiscal” es más reducida, de un 12,03%, por la ausencia de presión de las cotizaciones sociales. Y todo ello sin olvidar que a esta “cuña fiscal” habría que sumarle, por otro lado, el resto de tributos directos e indirectos.
La “cuña fiscal” que soporta el contribuyente español se sitúaentre las más altas de los países desarrollados, según el informe Taxing Wages que publica la OCDE. Esta carga sobre el trabajo asciende al 38,34% en 2016, frente al 35,9% del promedio de la OCDE, lo que supone un 6,8% más que el conjunto de las economías ricas. Asimismo, para el contribuyente con dos hijos, esta “cuña” se reduce en España hasta el 33,9%, frente al 26,1% de la media de la OCDE.
De este modo, tan sólo 14 de los 34 países que integran la OCDE tienen una “cuña fiscal” más alta que la de España, lo que implica que 20 de los países analizados mantienen unos gravámenes al trabajo más reducidos. “No se sostiene, por tanto, el mito de que España es un país de impuestos bajos”, según advierte el estudio de Civismo.
Liberación Fiscal por CCAA
Por CCAA, en 2018 no se han verificado cambios significativos en los principales impuestos. Las únicas variaciones relevantes son las reducciones aprobadas en Extremadura sobre el tramo autonómico del IRPF (un punto en el primer tramo, hasta 12.450 euros), las modificaciones del tramo autonómico del IRPF en La Rioja, que suponen una menor presión fiscal sobre las rentas del trabajo (0,4 puntos menos en el segundo y tercer tramo, y 0,2 puntos en el cuarto marginal hasta 35.200 euros), junto a rebajas del Impuesto sobre el Patrimonio (amplía la bonificación en cuota íntegra hasta el 75%, acercándose al 100% de la Comunidad de Madrid) y en Sucesiones y Donaciones.
Por último, se producen dos subidas tributarias importantes en Navarra: una en los tipos del ahorro y otra sobre Sucesiones y Donaciones para cónyuges y parentesco de primer grado. Esta reforma hace de Navarra la única región española donde cónyuges, padres e hijos pagan Sucesiones, aunque se mantenga prácticamente la exención total sobre la empresa familiar. Estos cambios van en la dirección contraria a la de siete regiones en las que, en este ejercicio 2018, se ha ampliado el tratamiento favorable a las herencias y donaciones de parentesco colateral (tíos, sobrinos, primos…), incluso en Andalucía donde la oposición a bajar este impuesto ha sido férrea por parte del Gobierno autonómico.
Teniendo en cuenta estos cambios menores, se observa que la mayor carga fiscal corresponde a Cataluña, donde el contribuyente medio (sin hijos) está obligado a trabajar hasta el 5 de julio para cumplir con el Fisco, seguida de Cantabria y Castilla-La Mancha. Por el contrario, Ceuta y Melilla, La Rioja y Canarias son las regiones que más adelantan su Día de la Liberación Fiscal.