Vivir para trabajar o trabajar para vivir, a la hora de plantear este dilema vital se suele dejar fuera de la ecuación a Hacienda, pero pasamos casi la mitad del año trabajando para pagar impuestos, en concreto del 1 de enero al 26 de junio (178 días). Este jueves los españoles empiezan a trabajar para sus propios fines y dejan su papel de contribuyentes.
Este 27 de junio se convierte en el Día de la Liberación Fiscal, según el análisis del think tank liberal Civismo. La fecha coincide con la del año pasado, lo que significa que la presión fiscal no ha aumentado en conjunto. España (33,7) está por debajo de la media de la OCDE (34,2), según los últimos datos disponibles.
Así las cotizaciones sociales suponen 103 jornadas de salario de media, una más que en 2018 por la subida del salario mínimo interprofesional (SMI) hasta los 900 euros. En cambio, se dedica una jornada menos al pago del IRPF (62 días), gracias a las reducciones en la base para las rentas más bajas y algunas bajadas en las comunidades autónomas, por lo que se mantiene la misma fecha.
El resto de tributos permanecen invariables: trabajamos 25 días para pagar el IVA; 11 para afrontar los impuestos especiales; y 5 más para abonar otros tributos, que incluyen el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI), el de patrimonio, sucesiones o el de matriculación.
Canarias, Madrid y Murcia, un día antes
Las comunidades autónomas de Canarias, Madrid y Murcia dejan de pagar con su sueldo impuestos un día antes porque han tomado medidas relevantes que afectan a la tributación. Las tres han aprobado reducciones de impuestos en el tramo autonómico del IRPF. Canarias ha rebajado medio punto en los dos primeros tramos, Madrid ha bajado medio punto el tipo mínimo y Murcia ha puesto en marcha un ligero descenso generalizado.
Otras comunidades como Baleares o Galicia han establecido nuevas deducciones en la cuota autonómica, pero estas modificaciones no se han traducido en disminuciones apreciables del tiempo de salario dedicado a pagar impuestos.
Civismo destaca el gran impacto que tienen el IRPF y las cotizaciones sociales en la cesta de impuestos, cuya suma denomina cuña fiscal y que reduce el salario neto de los trabajadores. Un tijeretazo al sueldo que es diferente según los tramos de edad.
Así, de cada 100 euros que paga el empresario en coste laboral, los trabajadores de entre 45 y 64 años solo reciben 61,66 euros, por una cuña fiscal del 38,34%, la más alta de todas por lo que su sueldo dejará de estar volcado a los impuestos el 4 de julio. Al contrario, los mayores de 65 años ingresan de forma efectiva 88 euros, con una cuña del 12% por la ausencia de presión de las cotizaciones sociales, y en su caso será el 16 de mayo.
Los jubilados, los que menos impuestos pagan
De esta forma, los jubilados se ‘liberan’ fiscalmente antes que ningún otro tramo de población. Tras toda una vida de esfuerzo fiscal acumulado, son los que menos impuestos pagan (4.620 euros de media frente a los 15.662 euros del contribuyente en una edad laboral madura) y los que más reciben en términos de servicios públicos (protección social, sanidad, educación, seguridad o inversión).
El valor económico de lo percibido por servicios públicos más que se triplica a partir de la jubilación, pasa de los 6.934,42 euros nominales de los más jovenes a los 22.388,80 a partir de los 65 años. La principal prestación es la pensión pública, que asciende a 15.454 euros de media.
Los más jóvenes, de 16 a 29 años, cobran 66,55 euros de cada 100 y son los únicos que mejoran con respecto al año pasado, se liberaron el 13 de junio.
Los ocupados de entre 30 y 44 años sufren una cuña fiscal del 37,5% y tendrán que esperar hasta el 2 de julio para dejar de trabajar para Hacienda.