Los contribuyentes catalanes son los que más tiempo trabajan para poder pagar los impuestos y cumplir con sus obligaciones tributarias con Hacienda. Más concretamente, un contribuyente medio catalán tarda 184 días en pagar sus impuestos, mientras que la media nacional se encuentra en 180 días, según el estudio del Día de la Liberación Fiscal realizado por elthink tank Civismo. Y no es hasta entonces cuando el contribuyente pasa a generar ingresos libres de impuestos sobre bienes.
De esta forma, la llamada liberación fiscal de los catalanes se hace esperar hasta el 4 de julio, coincidiendo con el día de la independencia estadounidense, cuatro días después que la media española y diez días después que Ceuta y Melilla, que es la que menos tarda. En medio, se encuentran todo el resto, donde destaca la liberación fiscal del País Vasco y Galicia datada el 29 de junio, así como Andalucía y el País Valencià el 1 de julio.
Un mayor esfuerzo fiscal
“Los contribuyentes catalanes realizan un mayor esfuerzo fiscal”, ha asegurado el economista y miembro del Consejo asesor de Civismo, Javier Santacruz a El Nacional. Más concretamente, ha explicado que este mayor esfuerzo se debe al impuesto sobre la renta (IRPF) y al peso de las cotizaciones a la Seguridad Social que ha tenido un efecto “especialmente duro”, ya que a pesar de ser similar al resto de España, existe una menor base de asalariados en Catalunya. Es decir, “el mismo dinero recae sobre menos personas”.
Tanto en Catalunya como en la media española, el impuesto que más golpea a los bolsillos de los trabajadores son las cotizaciones sociales. De esta forma, un trabajador español medio dedica 180 días de sueldo a pagar impuestos cada año, de los que 102 corresponden a cotizaciones, 37 al IRPF, 25 al IVA, 11 a impuestos especiales y 5 a otros gravámenes. Mientras que un trabajador catalán medio dedica 184 días en pagar sus impuestos, lo que supone tres días más de IRPF y un día más a otros gravámenes.
La carga fiscal en el Estado español se divide en cinco tramos mientras que en Catalunya, los tipos se dividen en seis tramos. Por ello, la diferencia con el resto de España no se encuentra tanto en las bonificaciones, que son ligeramente similares, sino en la carga fiscal, ya que según Santacruz, “el tipo impositivo en Catalunya es más alto que en el resto de comunidades” y, además, “los saltos de tramos se produce bastante antes”.
El IRPF, una cuestión de Estado
A lo largo de este mes, subir los impuestos a las rentas más altas o bajar el IRPF a las rentas medias y bajas se ha convertido en una cuestión de Estado. Un debate entre los socios de la Generalitat que parece haberse zanjado con la determinación del president de la Generalitat, Carles Puigdemont, para bajar la presión fiscal a todos los catalanes, empezando por las rentas más bajas, tal y como anunció en su intervención en el Cercle d’Economia.
Los catalanes con las bases liquidables más bajas, de los 12.000 hasta los 80.000, pagan un tipo impositivo de IRPF superior a 2,5 puntos a la media estatal y no es hasta los 90.000 euros cuando esta cifra se equipara con la media estatal, con un IRPF del 17,19%. A partir de los 100.000 euros, la media española se impone progresivamente a la catalana.