Ayer se celebró el conocido como «día de la liberación fiscal». Es, de media, la jornada en la que los españoles ya empiezan a «ingresar» sus sueldos. Todo lo trabajado hasta ayer se lo quedan las Administraciones vía impuestos. Existe el dato por comunidades (en Cataluña, por ejemplo, tendrán que trabajar hasta el día 5 de julio para pagar todos los tributos que les corresponden), pero también sería interesante saber cuándo llega la liberación fiscal por provincias o incluso por municipios. Así podríamos comprobar en detalle la presión a la que están sometidos los ourensanos en función del concello en el que residan. Muy probablemente los de la capital ourensana no saldrían muy bien parados puesto que esta es la ciudad donde más ingresos por habitante recibe el Ayuntamiento gracias a los tributos. Cada ourensano paga unos 691 euros al Concello, 50 euros más que los coruñeses y 300 más que los ferrolanos, por poner dos ejemplos.
Es algo que tiene difícil explicación, pero es así (los datos son del Consello de Contas). Quizás por ello el gobierno local ha puesto de nuevo sobre la mesa el debate de la rebaja del IBI (Impuesto de Bienes Inmuebles). Que la iniciativa salga adelante depende, como todo en un concello con un ejecutivo en minoría, del apoyo de la oposición. Parece que todos están de acuerdo en lo básico. A ver si esta vez no se tuerce y la rebaja es finalmente aprobada. Que no tengamos que esperar años y años como con tantas otras cosas en esta ciudad, como por ejemplo, con la sede de la Confederación Hidrográfica Miño-Sil, prometida en el año 2007 y aún no ejecutada.