Ser padre en España consiste, entre otras muchas cosas, en pagar una de las más altas cargas tributarias de Europa, contar sólo con dos semanas de baja de paternidad remunerada mientras en Corea del Sur disfrutan de hasta 53 y luchar con un horario laboral de sol a sol para llegar a casa y poder pasar tiempo en familia. ¡Feliz Día del Padre!
En pleno debate sobre la conciliación y todavía avergonzados después de compararnos con Suecia, el Día del Padre irrumpe este año con corbatas y colonias pero también con reivindicaciones y nuevos modelos de paternidad. “Las familias lo que hacemos es sobrevivir porque para nada hay incentivos a la paternidad”, reflexiona Pablo Llamas, padre, activista y miembro de la Asociación de Hombres por la Igualdad de Género (AHIGE) y de la Plataforma de Permisos Iguales e Intransferibles por Nacimiento y Adopción (PPiiNA).
El Consejo de Ministros aprobó en mayo del año pasado un Plan Integral de Apoyo a la Familia para 2015-2017 para articular las políticas de familia y afrontar el envejecimiento de la sociedad, el descenso continuado del número de nacimientos –en 2014 el número medio de hijos por mujer era de 1,3 mientras que la tasa de reposición generacional es de 2,1- y una diversificación de los modelos familiares que hay que atender.
Dentro de estas políticas públicas habría que tener en cuenta el bono social de energía para consumidores vulnerables –entre ellos familias numerosas o en la que todos los miembros están desempleados-, facilidades de acceso a la vivienda y otros beneficios. Pero los principales cambios afectan a las familias numerosas, monoparentales y con personas con discapacidad.
Y también la reforma fiscal de 2014 trató de reforzar la economía doméstica. Por un lado, las familias numerosas y con hijos o ascendientes con discapacidad tienen derecho a una paga adicional de 100 euros mensuales (o deducción de 1.200 euros al año) que ya disfrutaban las madres trabajadoras con niños de hasta tres años, además de una profundización del mínimo exento de tributar.
La menor rebaja fiscal
“España es el país que menos rebaja los tributos a las familias”. Esta contundente afirmación es el resultado de un informe “El castigo fiscal a las familias españolas” del Think Tank Civismo tras comparar los costes laborales y la fiscalidad directa de 15 países europeos. En España, un contribuyente con un sueldo medio y dos hijos paga cinco puntos menos de fiscalidad directa que otro sin descendencia.
Esos cinco puntos no tienen comparación con otros países en los que la ayuda fiscal a las familias es especialmente alto, como Irlanda (40,98%), Dinamarca(-27,35%) y Luxemburgo (-24,52%). En la órbita española pero siempre por encima en la tabla están Portugal (-9,78%), Francia (-8,42%) y Suecia (-7,52%). Las ventajas fiscales, entonces, quedan tres veces por debajo de la media de los países analizados, que es del -16,4%. Este estudio establece también queEspaña tiene la tercera carga fiscal, con un tipo efectivo del 34,43%, sólo superado por Francia (36,75%) y Bélgica (36,11%). Irlanda, por su parte, tiene un impuesto negativo del –18,85%.
El caso irlandés es especialmente llamativo por su esquema de deducciones, incluso para padres solteros con dos hijos a cargo, una categoría castigada en España. El sistema irlandés es capaz de convertir un sueldo bruto de 23.092 euros en uno neto de 30.396 euros mientras que en España, un sueldo bruto de 26.162 euros para una persona en las mismas condiciones queda reducido hasta 22.282 euros.
¿Y en las políticas públicas?
“¿Ayudas en educación y sanidad?”, se pregunta entre risas Raúl Sánchez, el director de la Federación Española de Familias Numerosas. “Se ha creído durante mucho tiempo que todo se soluciona dando dinero a las familias, y no es así”, comenta, partidario de que haya “una revolución” en varios frentes. “Nos estamos llenando la boca, sobre todo la clase política, de palabras comocorresponsabilidad, de lograr un cambio cultural, pero no se hace ningún cambio estructural”, critica. En otros países como Polonia, comenta, “se están entregando 105 euros al mes a cada niño a partir de la llegada del seguindo hijo”.
Sánchez explica que hay países como Francia que crean entornos amigables para las familias, y que cuando tienen tres o cuatro hijos en algunas empresas les envían a un ‘coach’ para ayudarles a conciliar la vida profesional y la laboral o el Ayuntamiento llama para ofrecer servicios para atender al hijo. “En cambio a nuestra Federación llaman madres y padres angustiados que se ponen a llorar cuando les felicitamos por tener tres hijos porque desde la empresa hasta el círculo más cercano solo han oído frases como ‘¡estáis locos!'”.
Al igual que Pablo Llamas, reivindica también una revolución en los horarios que tendrá a buen seguro una rápida repercusión en el rendimiento escolar y en la crianza de los niños.
“En España los padres son superhéroes, sobre todo si tienen familia numerosa. Los niños piden el tiempo que no se les puede dar entre semana y los fines de semana se tiende a darles todo lo que piden para compensar”, lamenta Sánchez. Este es uno de los cambios que están en marcha, según Pablo Llamas y Vicent Canet, de la campaña “Somos #padresigualitarios”. Esta campaña, que recoge desde hace un mes fotos y vídeos de hombres que renuncian al antiguo modelo de “paternidad ausente y con un papel únicamente proveedor”, reivindica los derechos sociales que se les niegan -como las semanas de baja de paternidad remunerada-, lo que según Canet favorecería una mayor participación del padre en la crianza de los hijos y una menor discriminación laboral de la mujer.
Mientras se sigue esperando una ampliación del permiso de paternidad, Llamas va a ser uno de los pocos españoles que dentro de un mes y medio reciba la transferencia de diez semanas de baja por parte de su mujer. Los hombres sólo disponen de dos semanas pagadas para compartir con sus hijos los primeros meses de vida. “¡Que me expliquen cómo se educa a un niño en quince días!”, se queja Llamas al exigir igualdad en los permisos entre progenitores y que sean intransferiblesporque, insiste: “esto es más sobrevivir que hacer las cosas bien”.