Durante ocho años tomó el pulso de la economía española a diario. De la mano de Rodrigo Rato entró en el gobierno del PP, donde ocupó los puestos, entre 1996 y 2004, de director general de política económica, de secretario general de política económica y defensa de la competencia, y de secretario de estado de Economía. Abandonó la presidencia de Lehman Brothers para España y Portugal cuando cayó el banco de inversión en 2008. El director del Centro PricewaterhouseCoopers del sector financiero estuvo esta semana en Pamplona, donde mantuvo un encuentro con dife- rentes personas del mundo económico, invitado por la asociación de ámbito nacional Civismo.
-Huelga general. ¿Qué conclusiones se pueden extraer?
Una huelga general en un país moderno nunca es bueno porque pone de manifiesto un conflicto social. Pero lo positivo ha sido que el país no ha secundado la huelga. Se ha demostrado que el planteamiento de los sindicatos ha sido confuso, que no ha sido entendido por la sociedad porque, entre otras cuestiones, han sido socios del gobierno actual durante siete años. Ha sido la reacción del novio despechado cuando le deja su pareja.
-Reforma laboral. ¿Qué sobra y qué falta?
Falta el proceso de reforma de negociación colectiva, que las empresas puedan descolgarse de convenios que vengan del ámbito nacional, en función de sus circunstancias. De eso no se ha tocado absolutamente nada y es lo que necesita la economía española. En Alemania, por ejemplo, que reformó la negociación colectiva, a pesar de tener una caída más fuerte del PIB, no ha destruido empleo. Eso nos debía hacer reflexionar al respecto.
-¿En qué sentido?
En Alemania ha habido flexibilidad, en lugar de despedir a la gente lo que ha hecho ha sido buscar fórmulas alternativas de reducción de jornada. De la reforma laboral en Alemania podemos aprender muchísimo. Lo que hace es descentralizar el proceso de negociación colectiva y lo pasa al entorno de las empresas.
-¿Eso es tan fundamental como para no destruir empleo?
Es que es importantísimo. En España en cuanto hay una caída de demanda se incrementan los despidos a través de un colectivo que es muy fácil de ajustar, el de los temporales. En Alemania, en cambio, si hay tres turnos se reducen a dos, pero se ha mantenido a la gente. En el ajuste, el gobierno ha ayudado a cubrir parte de la diferencia salarial. Y ese tipo de ajustes es mucho mejor que el despido, porque el despido lo que hace es alejar al trabajador del mercado laboral.
-¿Alguna bondad tiene la reforma?
Yo creo que intenta objetivizar lo que son las causas del despido, es un tema relativamente positivo, porque hasta el momento se dejaba mucho a la interpretación de los jueces y lo que se ha intentado es dar parámetros al respecto. Y la generalización del contrato de 33 días también es positivo.
-Positivo para la empresa, pero ¿para el trabajador?
Bueno, es que aquí no se trata de tocar a nadie los contratos ya hechos. De lo que se trata es de favorecer la nueva contratación. Si el coste del despido está siendo una dificultad para la nueva contratación, y si con 33 días se puede contratar a más gente que con 45, al final la empresa contratará más. Si el coste de despido se per- cibe como excesivo, lo que hacen es contratar menos.
-Y que parte de la indemnización la pague el Fogasa, ¿positivo o negativo?
A mí que con los impuestos se cubra el coste del despido no me parece una de las cosas más razonables, no lo entiendo demasiado.
-¿Algo más de positivo de la reforma?
Bueno, le he dicho dos. No encuentro mucho más.
-La reforma tiene como objetivo crear empleo y atajar la temporalidad. En los últimos datos de paro no se ha visto. ¿Es pronto o es queuna cosa no lleva a la otra?
A todas las normas hay que darles tiempo, el beneficio de la duda, y todavía es pronto. Dicho esto, yo creo que esta reforma no es la que necesita el mercado laboral español. No ha generado confianza sobre su funcionamiento y no va a tener efecto. No mejorará sustancialmente la regulación del mercado laboral. Creo que no va a tener efecto durante este año, ni mucho menos.
-Y después de un año, ¿se notará?
Yo creo que no es la reforma que necesita el mercado laboral español.
-Subida del IVA. ¿Era necesario?
No hay que subir impuestos. El IVA, tampoco. La subida de impuestos no es bueno. Lo único que ha producido la subida del IVA ha sido un repunte del gasto en el primer semestre del año para que vuelva a caer en el segundo. Los ajustes fiscales vía reducción de gasto son mucho más eficientes que los que se hacen con la subida de impuestos. Eso está demostrado.
-La subida de impuestos a rentas superiores a 120.000 euros, ¿contribuirá a reducir déficit?
¡Pero si es que esas rentas no son las de los ricos! ¡Si es que los ricos no pagan impuestos! Tienen otra forma de evadirse, con fórmulas societarias, etc. Con esa medida lo que se hace es subir impuestos a la gente más productiva, que es la que estamos buscando. La gente que gana más de 120.000 euros es quien tiene más capital humano, la que es más productiva. Eso es una contradicción. El gravamen de las rentas de capital es muy inferior al de las rentas del trabajo, porque la gente con muchísimo patrimonio tiene otras fórmulas de declarar.
-Entonces, ¿no habría que tocar esas fórmulas?
Lo que creo es que habría que tener una estructura fiscal que recaude eficazmente y que sea sufciente, pero que no distorsione las decisiones ni de consumo, ni de inversión ni de ahorro.
-¿Me traduce?
Un impuesto sobre el ahorro que sea razonable.
-Que significa…
Yo no puedo cuantificar, pero que sea razonable.
-El de ahora ¿no lo es?
El de ahora es demasiado elevado. La polémica de los ricos/no ricos me parece tan demagógica que no voy a entrar en ella. Lo que sí digo es que la subida del IRPF de dos puntos manda una señal contraria a lo que necesita este país. Y en Cataluña lo suben 6 puntos, veremos si no hay deslocalizaciones de trabajadores.