No ha dicho que tendremos que pagar más impuestos, pero se ha entendido. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha afirmado que es “inevitable” la aprobación de una reforma fiscal acompasada con el crecimiento económico y que avance en “justicia fiscal”, que contemplará una subida del IRPF a las rentas altas, un aumento del tipo del Impuesto de Sociedades para las grandes corporaciones o un alza de impuestos especiales y medioambientales, entre otros.
Además, Sánchez cree que el impuesto a grandes fortunas propuesto por Unidas Podemos podría ser un “fetiche”, por lo que opta por subir Patrimonio y otros gravámenes existentes.
Sánchez, afirma que “sin duda” hay que recalibrar la cesta de impuestos, tal y como ha recomendado el Banco de España, ya que una vez se supere la fase de estímulo para salvaguardar las rentas y el tejido productivo, habrá que reducir el déficit y la deuda pública, y al mismo tiempo fortalecer el sistema de bienestar.
“Vamos a hacer una reforma fiscal, queremos tener un Estado de bienestar y vamos a hacer justicia fiscal”, añade, lo que pasa por “subir impuestos a grandes corporaciones y no a pequeñas y medianas empresas”, así como “intensificar” la imposición medioambiental.
Cuestión de tiempo
Dado que la deuda pública son impuestos futuros, el incremento de los tributos es solo una cuestión de tiempo. España registrará un endeudamiento cercano al 116% del PIB en 2020, según las estimaciones de la Comisión Europea. Nunca antes en la historia se había producido una subida de tal calibre.
Como resultado, el Tesoro tendrá que emitir 297.000 millones de euros para hacer frente a estas nuevas necesidades, a la vez que refinancia vencimientos. Como el déficit en 2020 rondará el 10% del PIB, la emisión neta de deuda se situará por encima de los 112.000 millones de euros, según Bruselas.
Subida para todos los españoles
¿Cuánta de esta nueva deuda se transformará en impuestos a corto y medio plazo. La Fundación Civismo ha realizado un primer cálculo en su informe sobre el Día de la Liberación Fiscal y asegura que, al final, nos tocará pagar a todos los españoles y no solo a los de rentas altas.
Aplicando el denominado principio de la equivalencia ricardiana, que dice que bajo una serie de hipótesis determinadas, resulta indiferente financiar un aumento del gasto público vía impuestos en el presente o vía impuestos en el futuro (deuda).
Si este método se aplica a España, el aumento de la deuda neta en 112.000 millones en 2020 se traduciría en una factura fiscal de alrededor de 17.300 millones a corto plazo, es decir, que cada español tendría que pagar en impuestos algo más de 360 euros extra al año.
183 días de trabajo
El informe de Civismo recoge que estos cálculos supondrían, entre otras cosas, destinar 5 días más de salario al cumplimiento de las obligaciones tributarias. Así que, si los españoles trabajaron en 2020 una media de 178 días para pagar impuestos, la carga ascendería a un total de 183 jornadas en 2021, regresando pues a niveles de 2013-2014, cuando la factura tributaria alcanzó niveles récord.