La fiscalidad de Cantabria no ha tenido cambios importantes en 2018, salvo el endurecimiento de los impuestos de Patrimonio y de Sucesiones y Donaciones. Esto no altera el número de días de salario dedicados a pagar impuestos respecto al año pasado, según el informe anual que elabora Think Tank Civismo. Esta iniciativa, que «busca fomentar la sociedad civil y desarrollar el ejercicio de las libertades personales y económicas, destaca que las familias cántabras de renta media conservan una tributación efectiva en línea con la media nacional para las rentas salariales. Mientras, las familias más jóvenes afrontan una tributación efectiva por IRPF equivalente a la media nacional y las que se encuentran en su edad laboral adulta (entre los 45 y los 64 años) pagan un punto porcentual menos que en Madrid en términos de tipo medio efectivo del IRPF.
Los españoles trabajamos unos 177 días para pagar los impuestos, unos pocos más en el caso de Cantabria y no cabe duda del gran impacto que tienen el IRPF y las cotizaciones sociales (costeadas tanto por el empleado como por el empleador), cuya suma denominamos ‘cuña fiscal’, y que reduce el salario neto de los trabajadores de manera significativa. Así, de cada 100 que paga el empresario en coste laboral, el ocupado de entre 16 y 29 años cobra 64,11, lo que equivale a una ‘cuña fiscal’ del 35,89%. Para los trabajadores de entre 30 y 44 años, la retribución neta se queda en 62,50, a causa de una ‘cuña fiscal’ del 37,50%. Los que tienen entre 45 y 64 años reciben de esta cantidad sólo 61,66 euros, lo que supone la ‘cuña fiscal’ más elevada por tramos de edad: un 38,34%. Por último, entre los mayores de 65 años, la fiscalidad directa se traduce en que, de cada 100 euros, se perciben 88 de forma efectiva. En este caso, la ‘cuña fiscal’ es más reducida, de un 12,03%, por la ausencia de presión de las cotizaciones sociales.
Pagamos y recibimos
Este año el Día de la Liberación Fiscal realiza por primera vez en España una comparativa entre lo que los ciudadanos contribuyen al Estado y lo que reciben a cambio, en forma de servicios públicos. Para ello, pone en relación la distribución del gasto público por partidas presupuestarias y el pago de impuestos por cohortes de población (tramos de edad). Así, el gasto en protección social (pensiones, prestaciones por desempleo, y otras ayudas) asciende al 16,8% del PIB español, seguido en peso por el coste de mantenimiento de la Administración pública, con un 6,1%; la Sanidad (6%); Educación (4%); Inversiones (3,9%); Seguridad (1,9%); Subvenciones y Cultura (1,1%); Defensa (1%); Medio Ambiente (0,8%) y, por último, Infraestructuras de vivienda (0,5%).
En cuanto a los servicios públicos que recibe cada ciudadano en función de su edad, se incrementan exponencialmente con la llegada de la jubilación. El valor económico de lo percibido por el contribuyente se más que triplica, pasando de los 6.934,42 euros nominales en la cohorte de 16 a 29 años a los 22.388,80 a partir de los 65. No en vano, la principal prestación, en términos económicos, se trata de la pensión pública, al ascender a 15.454 euros anuales, seguida de la cobertura sanitaria (1.919 euros).
En lo que se refiere a los impuestos, el máximo se da en la madurez de la edad laboral del contribuyente (45-64 años), cuando alcanza a pagar 15.662,24 euros anuales, frente a los 10.449,75 de la cohorte más joven, o los 4.620,31 de los mayores de 65. Si se cruzan ambas variables, obtenemos el siguiente balance: casi el 80% de los contribuyentes pagan más impuestos que lo que reciben hasta la edad de jubilación, momento en el que cambian las tornas. Así, los trabajadores abonan entre 3.515,33 y 7.775,23 euros anuales más de lo percibido en servicios públicos durante los 35 años de carrera de cotización, para luego beneficiarse en forma de pensión, sanidad y dependencia por un importe de 17.768,49 euros anuales durante dos décadas. Esto supone una redistribución de ingresos a lo largo del tiempo, pero sujeta a incertidumbres como la subida de los tipos y las bases de cotización, o las modificaciones de los derechos consolidados de pensiones.
Por tanto, la ‘rentabilidad’ de pagar impuestos en España va a depender del valor neto de las pensiones y de la evolución de las cotizaciones abonadas durante la vida laboral.
El 3 de julio, Día de la Liberación Fiscal en Cantabria
El 3 de julio es la fecha en la que los cántabros ‘cubrimos’ los días dedicados a pagar impuestos. Es la misma fecha que el año pasado, el Día de la Liberación Fiscal. Think Tank Civismo calcula que tenemos que trabajar de media 177 jornadas para pagar impuestos. Dentro de este cómputo global, la distribución por peso de los gravámenes, traducidos en días es: las cotizaciones sociales, de media, 102 jornadas de salario; otras 35 por IRPF (es en este tributo donde se registra la jornada de menos respecto al año pasado); hasta 25 por IVA, 11 por Impuestos Especiales, y 5 más por otros tributos estatales, autonómicos y municipales como el IBI, Patrimonio, Sucesiones o Matriculación. Quedan disponibles 187 días de sueldo libres.