Así como nuestro país no ha sabido generar atractivo fiscal, otras naciones han sido más ingeniosas para lograrlo. Canadá constituye un buen modelo en el que inspirarse. Según la Tax Foundation (http://goo.gl/PZqPJ3) de EEUU, parte de esta belleza la encarnan las importantes reformas fiscales emprendidas en los últimos quince años. La primera es la drástica reducción de la tasa del Impuesto de Sociedades –del 43% en 2000, al 26% actual–. Sin embargo, los políticos españoles tiene pánico a perder ingresos fiscales.
¿Cuántos ingresos fiscales perdio Canadá? Ni un solo dólar. Según la OCDE, lo recaudado pasó del 2,9% del PIB entre 1988 y 2000 a un promedio del 3,3% a partir de ese año. Esto ha sido posible porque la base impositiva se ha incrementado debido a la reinversión de los beneficios. Pero, ¿es posible que un impuesto que paga la empresa en relación a su beneficio ayude a crear empleo o a destruirlo? Sí. Así lo confirma un reciente estudio del CATO Institute (http://goo.gl/o6Irjn).
>Asimetría. Un aumento de un punto porcentual en el Impuesto de Sociedades contrae el empleo entre 0,3 y 0,5 puntos. A su vez, la renta se reduce entre un 0,3% y un 0,6%. El efecto es asimétrico ya que reducir el tipo impositivo no tiene un impacto significativo en estos indicadores. No obstante, existe una excepción: si la bajada se produce cuando hay recesión o en el momento bajo del ciclo económico, entonces sí que genera empleo y mejora las rentas. Por lo tanto, el Impuesto de Sociedades puede ser utilizado como medida contracíclica para estimular la creación de empleo.
España también ha emprendido el camino de bajar el tipo nominal de este impuesto pero, ¿será suficiente? La próxima vez que un político nos diga que no conviene reducir la fiscalidad porque se perdería en recaudación deberíamos preguntarle: bajando las tasas, ¿puede generarse empleo?