El ‘IVA cultural’, que grava cine, teatro y conciertos al 21%, es uno de los temas que más ha salido a relucir últimamente en los debates políticos. Y no precisamente porque quite el sueño a los ciudadanos, sino porque los ‘lobbies’ del cine y de la música son poderosos y se han empeñado en ponerlo sobre la mesa a cada oportunidad que han tenido. Los artistas y los empresarios del gremio argumentan habitualmente que el acceso a la cultura a un precio asequible es clave para que los ciudadanos puedan tener un pensamiento crítico. Sin embargo, sus argumentos hacen agua en varios puntos. En primer lugar, los libros, los periódicos, las revistas, los cuadros, las esculturas, la entrada a museos… no parecen ser considerados como «cultura» para los lobbies del ‘IVA cultural’, ya que no soportan estos tipos, sino el reducido y el superreducido. También porque la asistencia a actividades culturales no se ve afectada por el IVA que soportan, sino por el nivel de renta.
Los datos de Participación Social en 2015 muestran que el 20,1% de los ciudadanos ha asistido más de tres o más veces al cine en el último año (gravado al tipo general 21%), por un 12,3% que ha ido con esta misma frecuencia al teatro o conciertos (también al 21%) y un 14,7% que ha acudido a museos (al 10%). Un estudio de los datos por comunidades hace añicos la teoría defendida por los ‘lobbies’, ya que muestra que la asistencia a este tipo de espectáculos está mucho más condicionada por la renta per cápita que por el IVA. Así, las diferencias de asistencia a eventos culturales entre las regiones ‘ricas’, como Madrid, Cataluña, País Vasco, Navarra, Aragón o La Rioja, y el resto de las regiones son menores en el caso de la asistencia al cine, teatro y conciertos que a los museos.
En concreto, el 25,1% de los ciudadanos asistió al cine al menos tres veces al año en las regiones ‘ricas’, por un 17% en el caso del resto. Es decir, un incremento del 47,7% derivado del poder adquisitivo. En el caso del teatro y los conciertos, estas cifras son del 16,5% en el caso de las comunidades más pudientes y del 11% en el resto, lo que supone un incremento del 49,7%. Sin embargo, la asistencia a museos pasa del 12,5% en las zonas de menor poder adquisitivo al 21,4% en las seis regiones con mayor renta per cápita, un incremento del 70,6%. Esto se debe a que la diferencia de precio a raíz del IVA es muy pequeña y apenas influye en la decisión de los compradores.
En cambio, sus salarios sí son decisivos de cara a acudir al evento o no, porque existen muchas alternativas y se trata de un servicio al que se puede renunciar fá- cilmente. Por eso, los ciudadanos sólo irán al cine o a museos en la medida en que hayan cubierto antes otras necesidades, algo que encuentra más dificultad en Andalucía, por ejemplo. Sorprende, por ello, que los ‘lobbies’ culturales hayan apoyado con tanta vehemencia un gobierno ‘progresista’, ya que las tres regiones donde han imperado estas ideas durante décadas son las tres más pobres de España.