El día de la liberación fiscal
14 de mayo de 2013
Por admin

Durante años se había convertido en lugar común, o verdad poco discutida, que los españoles pagábamos pocos impuestos, menos que en el resto de Europa, y podía ser cierto a finales del siglo XX, pero la presión fiscal en España se ha multiplicado en los últimos años y especialmente con la crisis se ha traducido en una subida de impuestos para la clase media que amenaza con el mantenimiento del estado del bienestar. El colectivo Think Tank Civismo ha calculado que los leridanos necesitamos trabajar 134 días para poder pagar los impuestos directos e indirectos más las cotizaciones a la Seguridad Social. Es decir, que desde principios de año hasta justamente hoy, 14 de mayo, hemos estado trabajando para pagar impuestos y que lo ingresado a partir de ahora hasta final de año es lo que dispone un trabajador medio para hacer frente a sus gastos de supervivencia u ocio y a la supuesta capacidad de ahorro. En términos porcentuales, representa un 61,31 por ciento de sus ingresos brutos anuales, algo que no se compatibiliza con el tópico de una presión fiscal baja, porque por ejemplo en Catalunya se ha llegado al 56 por ciento de IRPF para los salarios más altos y porque las últimas subidas de impuestos aprobadas por el PP han representado un coste adicional de 750 euros por trabajador con un salario medio de 24.000 euros anuales: 125 correspondientes al incremento del IRPF, 192 a la primera subida del IVA de 2010 (PSOE), 370 a la del IVA del año pasado y 62 al incremento de IBI e impuestos especiales sobre tabaco, gasolina o alcohol. Y esto en tiempos de crisis, con salarios congelados y el puesto de trabajo en peligro, parece abusivo porque además se contradice con la promesa del actual gobierno del PP de rebajar impuestos. No solo no ha cumplido su compromiso, sino que ha aprobado la friolera de 30 subidas de impuestos en apenas 16 meses en la Moncloa, con cinco modificaciones del IRPF, cuatro del de sociedades y dos del IVA o del IBI, todas al alza, además de crear once tributos nuevos y rebajar diversas deducciones. Pese a esta sangría fiscal, el Gobierno de Rajoy no ha conseguido alcanzar las cifras de recaudación previstas y ha contribuido a paralizar la actividad económica, hasta el punto de que la propia Comisión Europea ha aconsejado dar más peso a los impuestos indirectos que a los directos. Con poco éxito, de momento, porque el problema aquí no es si se paga poco o mucho, sino que siempre pagamos los mismos.

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