Seguro que habrán oído o leído que el pasado 27 de junio fue lo que se conoce como el día de la liberación fiscal. Ese día es el primero del año en el que empezamos a trabajar para nosotros mismos. Los 178 anteriores lo hicimos para Hacienda. El dato es del think tank Civismo, que también calcula que las cotizaciones sociales suponen 103 jornadas del salario; el IVA, 25; los impuestos especiales, 11; y otros tributos –IBI, Patrimonio, Matriculación…– se llevan cinco días del año. Por mucho que cada uno sea más o menos consciente de lo que tiene que pagar a Hacienda, no sienta demasiado bien cuando lo ves reflejado de forma tan plástica: el español medio trabaja para el Estado casi la mitad de cada ejercicio. Y esto da para dos reflexiones.
La primera es el viejo principio económico de que nada es gratis. No se crean a los políticos cuando dicen que las guarderías para niños de 0 a 3 años van a ser gratuitas o que se está estudiando que el transporte no cueste nada a los jubilados, porque es falso. La educación, la sanidad o el transporte público no son gratuitos. Los está pagando usted con esos 178 días de impuestos.
La segunda. Si de verdad fuéramos conscientes del dinero con el que cada uno contribuye a las arcas del Estado seguro que seríamos mucho más exigentes para pedir responsabilidades por el uso de esos recursos. Nos importaría mucho más la corrupción política, por el que se desvían hacia bolsillos particulares millones y millones de euros de los ciudadanos.
Estaríamos mucho más pendientes de los presupuestos de las obras públicas con el fin de conocer por qué se producen esas desviaciones también millonarias. Nos preocuparía el estado de los hospitales y de los colegios e institutos. Preguntaríamos por las empresas públicas, los miles de entes oficiales y por los sueldos de sus directivos. Nos interesaríamos por la productividad de los funcionarios y de los empleados del Estado y de las comunidades autónomas. Intentaríamos averiguar hasta qué punto hay duplicidades en las administraciones que se pudieran resolver. Y también caeríamos en la cuenta de que con la mitad de nuestros ingresos anuales también estamos pagando el sueldo de nuestros políticos, ya sean cargos públicos o en los aparatos de los partidos, y tenemos todo el derecho a exigirles que cumplan con su obligación, que es la de gobernar el país, generar más riqueza y garantizar el Estado del bienestar para que vivamos
más libres. Son 178 días de 365, señora ministra de Hacienda.