La Organización Mundial del Comercio (WTO) ha vuelto a revisar a la baja el crecimiento de comercio global. Es el tercer año consecutivo en que crece por debajo del PIB global.
Desde el punto de vista macroeconómico, un crecimiento del comercio global por encima del producto interior bruto es una señal positiva. Que vuelva a crecer por debajo de lo esperado nos dice que:
Una gran cantidad de las variables que dictan el PIB global dependen de la revalorización de inventarios.
La ralentización de las grandes economías importadoras, sobre todo China, es más que evidente. Mientras tanto, otros como la Unión Europea no crecen como se esperaba.
Que el comercio global crezca un 3% en vez de un 6% anual que se dio desde el comienzo de la serie histórica hasta 2008 se debe a múltiples factores, pero hay uno que me parece importante resaltar. El creciente proteccionismo de muchos países y el frenazo en seco de tratados bilaterales.
Es el aumento del proteccionismo el que explica la mayor parte del decepcionante crecimiento del comercio
De hecho, es el aumento del proteccionismo el que explica la mayor parte del decepcionante crecimiento del comercio. Porque China, y otros riesgos similares no reducen a la mitad dicho crecimiento. Según analistas de varios bancos de inversión, muchos países han acudido a la falacia de “proteger” sus economías del comercio global y solo han reducido sus propias oportunidades.
La gente se asusta con la crisis, pone demasiada fe en unos estados obesos e incompetentes y espera soluciones milagrosas.
Queremos proteccionismo en casa, defender nuestros derechos adquiridos y salir de nuestra crisis exportando a los mismos países a los que les negamos acceso (“protect at home, stay open abroad”). Pero no funciona.
Según el instituto Nielsen, el 40% de la población europea pide medidas que restrinjan las importaciones del extranjero. Todos sabemos cómo termina esta carrera, pero la gente –asustada- pide repetir los mismos errores del pasado. Devaluaciones competitivas, proteccionismo… 1930.
Una economía de alta productividad sobrevive un mercado globalizado y genera sectores ganadores que venden sin problema
Sin embargo, es exactamente lo contrario lo que trae la prosperidad.
Una economía de alta productividad sobrevive un mercado globalizado y genera sectores ganadores que venden sin problema incluso en países “proteccionistas”. ¿Ven ustedes a las empresas de alta tecnología y fuerte valor añadido –no dependientes de subvenciones y favores estatales- preocuparse por restricciones en algunos países? No.
EL IMPACTO EN ESPAÑA
De momento es muy limitado, pero hay que estar alerta. Nuestras exportaciones siguen creciendo y ganando cuota de mercado a pesar de la ralentización y proteccionismo de algunos socios comerciales. Pero, sobre todo, como hemos comentado en el caso de China, Brasil o México, la aportación del sector exterior al PIB –exportaciones restando importaciones- sigue siendo positiva. El gran mercado exportador de España es, fundamentalmente, la zona euro y la Unión Europea, que suponen más de la mitad y casi el 70% respectivamente de nuestra actividad exterior.
El hecho de que nuestra balanza tecnológica –la tecnología que vendemos menos la que compramos- haya mejorado significativamente es un elemento esperanzador. En 2013 –último dato disponible- España alcanzó un récord absoluto de exportaciones tecnológicas y un índice de cobertura de las importaciones del 65%, más del doble que en 2008. Muy positivo, pero aun deficitario.
Para continuar desarrollando nuestro modelo exportador, por lo tanto, debemos poner el énfasis en potenciar los sectores de medio y alto valor añadido –algo que ya nos ha servido para alcanzar un récord histórico de exportaciones en medio de la crisis europea, brasileña y china- y cerrar el gap tecnológico, aumentando las patentes y exportaciones en ese terreno.
Esa es la única manera en la que nos fortaleceremos aunque el crecimiento global se ralentice. Compitiendo por valor añadido, no solo por ser más baratos.