¿Deben contemplar las empresas el escenario de una ruptura del euro?
Por C. Rivero y J. J. Marcos
Aunque hace pocos meses esta pregunta era prácticamente impronunciable, la falta de decisión de los líderes políticos frente a la crisis de la deuda europea ha derribado todos los tabúes. Algunas compañías, según desvelaron ayer Reuters y Financial Times, ya están preparando planes de contingencia preparándose para el peor de los escenarios posibles. Michele Boldrin, catedrático de la Universidad de San Luis en Estados Unidos, es contundente: «Cuando las cosas están en las manos de los políticos, es imposible descartar cualquiera eventualidad mala». Señala que «la deflagración de la zona euro no es ni probable, ni necesaria» y que, «además, sería un desastre para todos». «Algunos países periféricos pueden tener esta tentación, pero creo que, al final, no elegirán salirse del euro», remacha. Los planes de contingencia que elaboran las empresas no podrán anular el fuerte golpe que se asestaría al crecimiento mundial si la eurozona, tal como se conoce ahora, quebrara: «La respuesta es que lo pueden atenuar, pero no evitar». A su juicio, si España abandonara el euro «el primer impacto sería una ulterior subida de los tipos de interés, ya que los mercados empezarían a calcular no solamente una prima de riesgo de default, sino también una prima de riesgo de devaluación de la nueva peseta». También se provocaría «una fuerte inflación interna, con subida de costes para las compañías que importan productos intermedios y bienes primarios». Lo que está claro es que la ruptura del euro ha pasado de ser economía ficción a un extremo que inquieta a los principales economistas. Luis Garicano, profesor de la London School of Economics, admite que está preocupado: «La situación me preocupa mucho. Son historias que parecían impensables hace dos semanas y de las que ahora se habla abiertamente. Demuestran hasta qué punto es urgente buscar una solución a la crisis europea». «Además, que nadie se lleve a engaño, que las empresas y bancos hagan escenarios de una ruptura de la eurozona es un eufemismo. Lo que quiere decir es que hacen escenarios en los que se llevan dinero de países vulnerables a no vulnerables», concluye. Es decir, lo que las compañías están poniendo de manifiesto es que dejarán de invertir en los países periféricos, un preocupante club que España sigue sin abandonar. Pero la situación no es sólo alarmante para economías como la española o la italiana. Alemania también tiene mucho que perder. José Carlos Díez, analista de Intermoney, cree que las soluciones que buscan las empresas es la «respuesta a estar gobernados por irresponsables». A su juicio, la inacción del Gobierno de Angela Merkel no le saldrá gratis a la locomotora europea. Destaca que, sin el euro, a multinacionales germanas como a Volskwagen les saldría más rentable producir en el exterior. En esta misma línea se pronuncia José Ramón Pin, profesor del IESE. El experto de la escuela de negocios de la Universidad de Navarra considera que «no hay vuelta atrás en el euro». «A Alemania, curiosamente, es a la que menos le interesa», destaca. «Gracias al Euro tiene una moneda más débil que le permite, no sólo vender en la UE, sino también exportar al resto del mundo. Si tuviera un marco nuevo su valor dificultaría su desarrollo», opina. Asimismo, Pin cree que «desde el punto de vista político sería un fracaso colectivo inmenso». Aunque aclara que «los mercados tendrían un fuerte deterioro si hubiera una reconsideración del euro», el profesor puntualiza que «hay grupos interesados en el fracaso del Euro y no necesariamente fuera de la UE». Por su parte, Valentí Pich, presidente del Consejo de Colegios de Economistas, opina que «se está tardando mucho en adoptar las medidas necesarias y nos podemos encontrar al borde del punto de no retorno». Sara Baliña, analista de Afi, también considera que evitar la ruptura de la unión monetaria pende del hilo de «la actuación política». «Los inversores ante la falta de claridad se atrincheran», dice. Que las empresas contemplen planes de emergencia «no debería una señal de alarma, sino una toma de decisiones para minimizar los riesgos». No obstante, aclara que muchas entidades hacen estos análisis para tomar decisiones de inversión, no porque crean que vaya a romperse el euro. Aunque se haya roto el tabú de hablar de la quiebra del euro, Santiago Carbó, consultor de la FED de Chicago y catedrático de la Universidad de Granada, pone los puntos sobre las íes de lo que supondría un desenlace de la crisis de este calibre: «La ruptura del euro es un escenario catastrófico que hay que evitar a toda costa. La falta de resolución ha hecho que los bancos y las empresas duden». «Llevamos muchos meses así y los bancos y las empresas ya no ven imposible la ruptura del euro. Sería terrible, llevaría a la bancarrota a varios países. Pero es normal que si Europa no es capaz de dar una solución las empresas intenten buscar alternativas. De momento, es una opción poco realista. Por debajo del 10%, cuando hace tres meses era del 0%», calcula Carbó. Sin embargo, este experto considera que la posibilidad de que un país salga del euro está ya entre el 30% y el 40%. «Eso también afectaría mucho a España», opina. Francisco Cabrillo, economista y presidente del CES de Madrid, piensa distinto: «Si hace dos años Atenas hubiera optado por una quiebra y salirse del euro estaría mejor Grecia y toda la UE». Este experto, en cambio, cree que España no debe abandonar la moneda única: «La salida de España de la moneda única sería un desastre. Y lo digo yo, que siempre he sido muy crítico con el euro. Una vez que has entrado, el coste de salida es enorme».