La decisión de Manuela Carmena de romper con las agencias de calificación no sólo es irresponsable. Es peligrosa porque pone en riesgo la financiación de una de las capitales más importantes del mundo. Y muestra un desconocimiento financiero alarmante.
La alcaldesa ha tomado una medida que puede costar mucho a todos los madrileños. Por «ahorrarse» 120.000 euros, la decisión puede costarle a Madrid 70 millones de euros más en coste de deuda, y ahogar su acceso a los mercados. El 90% de los grandes inversores del mundo, la gran mayoría de ellos fondos soberanos, rechazan invertir en deuda no calificada. Al romper con Standard and Poor’s y Fitch no sólo se pierde dicha calificación, sino que puede aumentar enormemente el coste de refinanciación por no acceder a la mayoría del dinero inversor.
Un emisor no calificado puede pagar entre un 3%-5% más por refinanciar sus bonos ante la baja demanda. Si los consigue refinanciar. En 2015 vencen 487 millones de euros de deuda madrileña, y en 2016 unos 630 millones, que tienen que refinanciarse Un total de 1.716 millones en la legislatura, que se hubieran beneficiado de una baja prima de riesgo y el apetito inversor ante el crecimiento. Hasta que llegó Carmena y sus aprendices de brujo.
La calificación crediticia no es un yogur con fecha de caducidad. Al romper unilateralmente el contrato de servicio, se pierde. Criticar a las agencias de calificación por sus errores con Lehman y las hipotecas basura no sólo muestra un peligroso desconocimiento de la diferencia entre análisis corporativo y soberano, sino que ignora que es decisión de los fondos y los inversores no invertir en deuda no calificada, no un capricho o una exigencia de las agencias.
Madrid fue una de las pocas ciudades que pudo emitir deuda cuando los mercados estaban cerrados para el riesgo España gracias a la confianza y transparencia de los gestores del Ayuntamiento. Hoy se lanzan al vacío y piensan financiarse en unicornios. ¿Por qué lo hace? Carmena estuvo recientemente en Argentina saludando efusivamente a Cristina Fernández de Kirchner. Su marido, Nestor Kirchner, canceló deuda con el FMI a un coste del 3% y se entregó a financiarse con Chávez al 15%. El objetivo no era el coste, sino evitar que los organismos internacionales tuvieran acceso a las cuentas públicas, para manipularlas. El coste, lo paga el ciudadano.