Desde la llegada de la pandemia, la acción de los bancos centrales de todo el mundo ha jugado un papel esencial en la recuperación, tanto de la economía real, como de los mercados financieros.
Pese a que las políticas monetarias acomodaticias y los tipos de interés artificialmente bajos han sido la norma desde la crisis del 2008, los bancos centrales se las han arreglado para implementar mecanismos reforzados de estímulo económico, ejecutados principalmente a través de programas de expansión cuantitativa (QE). Estos se basan en la compra directa de activos financieros (bonos del Estado, bonos de deuda privada, acciones, etc.) a través de dinero de nueva creación… [leer más].