Cuchillo sin filo
15 de septiembre de 2015
Por admin

La incertidumbre económica se disparó en agosto en España. Los indicadores más habituales así lo reflejaron: la prima de riesgo –el sobreprecio que paga la deuda pública española en relación con la alemana– subió en torno a 30 puntos hasta 146 el viernes pasado, el índice de Incertidumbre en la Política Económica (IPE) para España subió 18,3 puntos hasta 104,7 y el índice IESE de Incertidumbre Económica se elevó 49 puntos hasta tocar 126 puntos de un máximo de 200, una oscilación que representa el 25% del indicador.

Sin embargo, una gran parte del aumento de la incertidumbre de agosto se debe a la situación de China y no a las interrogantes que plantea la política española. Ya en abril pasado señalábamos que los indicadores de incertidumbre económica parecían haberse desacoplado de la incertidumbre política que generaban las cuatro convocatorias electorales previstas para 2015.

La prima española se elevó algo después de las elecciones autonómicas y municipales de mayo, pero sólo superó los 150 puntos –nivel que no sobrepasaba desde el verano de 2014– cuando comenzó la inestabilidad provocada por Tsipras en Grecia. La prima, por lo que se ha visto, es particularmente sensible a las decisiones del BCE.

El índice IPE, elaborado con la metodología de los economistas Scott Baker, Nick Bloom ySteven Davies, y basado en las menciones periodísticas de palabras relacionadas con la incertidumbre, se muestra errático el último año: por encima de 100 entre septiembre de 2014 y enero de 2015, cayó por debajo y sólo tuvo picos por encima de los 100 puntos en abril, junio y agosto. Está muy lejos de los niveles críticos del pasado.

El índice IESE, que difunden los profesores de esa escuela de negocios Miguel Ángel Ariño, Pablo Maella y Roberto García Castro, es el que tuvo la subida más espectacular en agosto. Éste indicador recoge la volatilidad de cuatro subíndices: el Ibex de la Bolsa madrileña, el tipo de cambio euro/dólar, el precio del petróleo Brent y el bono a 10 años.

Las mayores fluctuaciones se produjeron en el bono y en el crudo. Así lo recoge el blog del índice (http://blog.iese.edu/icdm/i3e-2/): «Las causas son extrínsecas a la realidad económica española. Se deben principalmente a la incertidumbre internacional provocada por las dudas de si la economía china va a seguir siendo un motor del crecimiento; y a la disminución de los precios de las materias primas, entre ellas principalmente el petróleo, que va a lastrar a las economías que las exportan».

Tomando otros parámetros, como la evolución de la cuenta financiera, un informe del Banco Santander que recogía Carlos Segovia hace unos días, interpretaba que la salida de capitales por 21.700 millones en junio estaba relacionada con un «impacto negativo» de los resultados de las elecciones municipales y autonómicas. Y añadía que la cuenta financiera seguirá estando bajo presión hasta las elecciones generales. Hay que vigilar este indicador, pero junio fue un mes donde además confluyó la inestabilidad generada por Grecia en torno al euro.

El único indicador de que las cosas en España pueden estar yendo algo peor que en nuestro entorno, es que la prima de riesgo italiana, que estaba por encima de la española desde hacía tiempo, volvió a quedar por debajo de manera consistente a mediados de junio.

Hasta ahora, ni las elecciones catalanas ni las generales han tenido un impacto significativo en los índices de incertidumbre. Pero esto no parece estar relacionado con la seguridad de que vaya a producirse un determinado resultado, sino simplemente con el hecho de que éste, por extravagante que sea, no sería inasumible para los agentes económicos. Esto es una mala noticia para los técnicos electorales de los partidos, sobre todo del PP, porque significa que una eventual campaña del miedo sobre la situación económica es, de momento, un cuchillo sin filo. La ausencia de incertidumbre bien podría indicar que una situación de bloqueo parlamentario o una caída electoral del PP que haga viable una eventual coalición PSOE-Podemos puede ser encajada por el mundo de los negocios.

De hecho, los socialistas dicen que en varias comunidades autónomas han formado gobierno con el apoyo de Podemos y el mundo no se ha acabado. Un elemento adicional es la restricción que supone la pertenencia a la UE y al euro: las lecciones a la Grecia de Syriza –a la que en España se ve como un Podemos heleno– todavía se están impartiendo.

Esto no significa que en las próximas semanas la incertidumbre política no se vaya a agudizar. Y que esto pueda reflejarse en la incertidumbre económica. Aunque se ha dicho que estos indicadores permiten anticipar el grado de incertidumbre, la verdad es que están muy mediatizados por los hechos actuales: el IPE depende de menciones en periódicos –El País y EL MUNDO–, el IESE de la evolución de los mercados y la prima de la cotización de la deuda.

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