El Consejo General de Economistas de España ha publicado la tercera edición del ‘Informe de Competitividad Regional’, en el que se señalan las debilidades y fortalezas del tejido productivo de las comunidades autónomas. Estas alcanzan una ventajosa posición competitiva cuando tienen buenas puntuaciones en los siete ejes analizados: entorno económico, mercado de trabajo, capital humano, entorno institucional, infraestructuras básicas, entorno empresarial e innovación.
Un parámetro que contribuye bastante a mejorar la competitividad es la renta per cápita. Un nivel salarial alto atrae mano de obra cualificada e inversiones, lo que se traduce en un desarrollo e innovación de mayor valor añadido. Por otro lado, si correlacionamos la renta per cápita y la productividad, se obtiene una cifra muy elevada (0,95), lo que sugiere que una mayor renta promueve la productividad, y viceversa. De hecho, esta última constituye el factor más relevante en el cálculo de la competitividad, ya que relaciona lo producido por un sistema y los recursos utilizados para ello. Los resultados más altos en este indicador los tienen País Vasco (104,8), Madrid (100,9) y Navarra (98,7).
Respecto a los cambios de posición observados respecto al del año anterior, destaca La Rioja, que ha descendido del nivel medio-alto de competitividad al medio-bajo (8,7). Las comunidades que se estancan son Cataluña, País Vasco y Murcia. No obstante, el PIB per cápita de las dos primeras ha alcanzado un valor superior al promedio español (92,8).
Asturias se sitúa en el grupo de competitividad medio-bajo (7,6) tras bajar dos puestos. Por una parte, esta región destaca en el comportamiento del capital humano, en eficiencia empresarial y entorno institucional, ya que registra los niveles más altos de población con estudios superiores en comparación con el promedio de España y de la Unión Europea, a la par que un bajo grado de desigualdad respecto a la media europea. Sin embargo, eso no obsta para que exista un deterioro objetivo de su entorno económico, y en especial de la innovación.
Murcia ha descendido al grupo de competitividad relativa baja (6,4) al haber perdido en eficiencia empresarial, entorno institucional y entorno económico, convirtiéndose en la menos productiva (77,3). El sur de España concentra los niveles más bajos de productividad y de competitividad. Andalucía, que ocupa el penúltimo puesto en el ‘ranking’, es la que reúne un mayor número de posiciones bajas en los ejes, como, por ejemplo, en el relativo al entorno institucional y a la tasa de paro de larga duración. En cuanto a la menos competitiva, se trata de Extremadura (4,5), al presentar niveles inferiores al 75% de la media, tanto en renta per cápita como en productividad. Además, triplica la tasa de paro europea.