¿Cómo se cosecha la competitividad?
15 de octubre de 2017
Por admin

El sector primario es fundamental para una economía, y más para un país como España, de gran tradición agrícola, ganadera y pesquera. Aporta los bienes más esenciales para el sostenimiento de las personas, y proporciona valiosas materias primas que sirven de base a la industria, la construcción o los servicios.

Sin embargo, año tras año, este sector languidece, a la sombra de un discurso que se ha mantenido prácticamente inalterable desde La Rioja0. Desde esta premisa se preconiza la protección comercial de la agricultura, la necesidad de sostener las rentas agrarias vía subvenciones públicas, o la caída continuada de la relación real de intercambio de los productos agrícolas (los costes son más elevados que los precios de origen).

A raíz de que se adoptara a nivel europeo la Política Agraria Comunitaria (PAC), el peso de la agricultura en la economía española ha ido disminuyendo década tras década. Según el INE, su ratio de participación en el PIB ha descendido 1,4 puntos porcentuales desde el año 2000 hasta el cierre de 2016, pasando de representar el 3,74% al 2,34%. Y por regiones, las hay donde su peso es ya casi insignificante, como Madrid o Baleares.

Vocento

Partiendo de la base de que en todas las CC AA se ha contraído el sector primario, lo ha hecho más en Castilla y León (-6,6%), Extremadura (-6,5%) y Castilla-La Mancha (-4,3%). En el otro lado de la balanza se sitúan las que menos pierden, como Madrid (-0,2%), Canarias (-0,2%) o Aragón (-0,3%).

A tenor de estas cifras, y al contrario de lo que perseguía la PAC, son precisamente aquellas comunidades que han recibido más subvenciones las que más han reducido el peso de la agricultura sobre el PIB, haciéndolo por encima de la media nacional. Así, según los datos publicados en 2016 por el Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA), Andalucía, las dos Castillas y Extremadura fueron las mayores receptoras netas de fondos agrícolas entre 2000 y 2016. En concreto, concentraron un 67% de los 100.617 millones de euros repartidos. Sólo Andalucía se lleva el 28% de las ayudas comunitarias. Y, a pesar de ello, ha sufrido una caída del peso del sector primario en el PIB de 1,76 puntos porcentuales, hasta quedar éste en el 5%.

Por tanto, las ayudas de la PAC se revelan como un mecanismo ineficiente de redistribución de los recursos, sosteniendo ramas de actividad agrícola agotadas, poco competitivas y que destruyen valor. La alternativa tiene que venir del mercado, en forma de productividad, variedades de mayor valor añadido, más calidad, competitividad y apertura al exterior. Lo cierto es que, aunque las cifras analizadas muestran un sector decadente, en España hay industrias agrícolas, ganaderas y pesqueras que ostentan un liderazgo a nivel europeo e incluso mundial, y que, sin embargo, no reciben ni un euro de subvención. Así pues, resulta urgente aplicar esta receta al resto del sector primario, y acabar así con el lastre que supone el coste de la PAC. Sólo de esta forma cosecharemos una agricultura competitiva y con futuro. 

Publicaciones relacionadas