De acuerdo con la Organización Mundial del Comercio (WTO, por sus siglas en inglés), el comercio global se está deteriorando. La economía se para y, en consecuencia, se desploma uno de los mayores motores de crecimiento del PIB mundial.
El comercio global es un conducto mediante el que el dolor económico va pasando de un país a otro, sin contenciones que lo puedan paralizar. Así es como podemos resumir el impacto de la paralización que está experimentando el comercio global en el mundo. La fuerte paralización que ha vivido la economía, y el duro confinamiento que han hecho los países para limitar el contagio, han tenido un grave efecto en el comercio global.
Aquellas economías más exportadoras se están preparando ya para lo peor. Desde Alemania, pasando por México, hasta China, todas ellas, se están viendo duramente sacudidas por una paralización de la actividad comercial que está lastrando la elevada cuantía de bienes y mercancías que se comercian en el planeta. Así lo recoge la WTO, la cual, de acuerdo con el barómetro del organismo que mide la actividad comercial, muestra unas previsiones bastante desalentadoras.
El Barómetro sobre el Comercio de Mercancías trata de medir las tendencias, así como identificar los puntos de inflexión en el crecimiento del comercio a nivel global. En este sentido, el indicador trata de complementar las estadísticas comerciales, así como los propios pronósticos de la OMC y otras organizaciones. Un índice situado en los 100 puntos muestra un crecimiento acorde con las tendencias de mediano plazo, uno superior a 100 nos muestra un crecimiento mayor a la tendencia, mientras que uno inferior a 100 puntos, por ende, indica lo contrario.
Como refleja el indicador, el comercio mundial sufrirá un mayor descenso de lo esperado por el coronavirus. Es cierto que no podemos decir que esto no sea lo esperado, ya que estamos hablando de la mayor paralización económica de la historia, pero sí es bastante preocupante. Y más sabiendo que el comercio global, como muestra el último dato aportado por el Banco Mundial, representa cerca del 60% del Producto Interior Bruto (PIB) mundial.
Situación anterior
Además, debemos ser conscientes de la situación que precedía al coronavirus. Una situación que, como muestran los indicadores, tampoco llamaba al optimismo. En este sentido, el comercio internacional, en línea con la desaceleración económica que estaban viviendo casi la totalidad de las economías en el planeta -como comunicó el Fondo Monetario Internacional (FMI)-, se ha ido desacelerando por los efectos del virus.
El gráfico que nos muestra la Organización del Comercio Mundial en esta ocasión trata de medir el volumen de mercancías en el mundo, cogiendo como referencia un intervalo de tiempo que oscila entre el tercer trimestre de 2017 y el tercer trimestre de 2019. Como vemos, el comercio ha ido experimentando una clara desaceleración en el volumen de mercancías comerciadas, especialmente a partir del cuarto trimestre del 2018, donde sufre una caída bastante notable.
La economía mundial venía de una desaceleración económica que estaba acabando con el comercio. Con el escenario precedente que cosechamos de partida, el fuerte descenso en el volumen de mercancías que va a sufrir el comercio podría poner a muchos países contra las cuerdas, algunos incluso sin que de momento se encuentren afectados por el brote vírico.
Es el caso de México, por ejemplo. El país azteca no presenta síntomas como para preocuparse por la curva de contagio en el país. Sin embargo, su economía es en un 80% dependiente de las exportaciones. Casi todas las previsiones realizadas por el Gobierno mexicano van ligadas a esos acuerdos que se sellaron antes de la crisis con la renovación del TLCAN y la vuelta al libre comercio con los vecinos del norte. Una situación que, por el bloqueo que experimenta la economía, se va a ver afectada y perjudicada, pese a que el país no sufre una paralización como sufren otras economías más infectadas por el coronavirus.
El coronavirus no es el único que está contagiando a los países, sino que el detrimento de las economías exportadoras e importadoras, en una economía globalizada e interdependiente, se ha convertido en uno de los mayores lastres para aquellas economías que, por la estructura que presenta su economía, son más dependientes del comercio exterior que otras.
Casos como el de Alemania, por ejemplo, donde casi la totalidad de su economía, con un 40% del PIB supeditado a las exportaciones, se encuentra afectada ante la situación. También le ocurre a China, otra economía exportadora.
Hasta que el comercio vuelva a recuperar los niveles previos a la crisis del COVID -incluso a niveles previos a la desaceleración económica-, muchos países se van a ver sumidos en esta crisis doble, agudizada, incluso, por esa gran dependencia a un fenómeno que, en estos momentos, se encuentra paralizado.