El futuro de la economía española, tal y como recogen los principales indicadores macroeconómicos que se han ido publicando a lo largo de estos meses, presenta más luces que sombras. Y es que, como incluso avisó la propia Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), se está observando un optimismo exacerbado en los mercados financieros que, ante la realidad que ofrece el contexto actual – recogida en estos indicadores que citábamos – no se justifica de ninguna forma. Pues, aunque hablemos de situaciones desiguales, la contracción cosechada por las distintas economías, salvaguardando la magnitud de cada una, es generalizada.
En este sentido, el último indicador que conocíamos fue el publicado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Este indicador, que trata de buscar puntos de inflexión en las distintas economías que integran dicho organismo y adelantarse al ciclo real entre seis y 12 meses, presentaba para el conjunto de economías signos de recuperación que permitían anticipar una mejora en los próximos meses, ante una evolución positiva de las expectativas. Sin embargo, atendiendo a esta recuperación asimétrica, no se observa una recuperación generalizada, pues existen descuelgues como el de la economía española, que presenta deterioros que dificultarán la recuperación.
En este sentido, la economía española es la única de la zona euro que observa un deterioro en el indicador. Ni Italia, – que se presentaba como la más dañada del bloque comunitario por el impacto de la crisis del coronavirus – , presenta semejante deterioro.
Banco de España y BBVA Research
Por otro lado, el Banco de España publicaba un informe en el que arrojaba que la situación de quiebra técnica que atraviesan las empresas es del 25%, pero debería superar el 30%. Un dato que debería preocuparnos por el hecho de que recuperar la economía pasa por limitar, en la medida de lo posible, la pérdida de capacidad productiva. Pues, una destrucción de empresas, con la consecuente pérdida de puestos de trabajo que esto conlleva, únicamente seguiría agravando una situación que ya antes de la crisis del coronavirus era bastante complicada.
Así, relacionando dicha situación con el empleo, cabe destacar que el último informe que realizaba BBVA Research sobre la situación que atraviesa el mercado laboral español ante los efectos ocasionados por una crisis del coronavirus. El informe, – entre otras conclusiones – , arroja más pesimismo para la economía española. Esta vez, el pesimismo se materializa por la situación registrada en la que España, en su contraste con otras economías homólogas del bloque comunitario, se presenta como la economía más dañada por el covid-19. En este sentido, los daños han llevado a la economía a destruir cerca de un millón de empleos durante los meses de febrero y mayo.
Las sombras de la recuperación
Todo esto, teniendo en cuenta la peculiaridad del mercado laboral español, así como los factores que condicionan la creación de empleo en el país, siguen limitando la recuperación que tanto precisa la economía. Una recuperación que, ante esa pérdida de capacidad productiva, así como un desempleo que, de acuerdo con los informes que arroja el Banco de España, podría llegar a situarse en el 25%.
Hasta ahora, salvaguardando la recuperación del consumo cosechada durante el mes pasado, los indicadores siguen ensombreciendo el futuro de nuestra economía. Además, el deterioro que ofrecen otros indicadores que tratan de pronosticar tanto la contracción que prevé registrar nuestra economía a fin de año, así como el deterioro de otra serie de variables como la deuda o el déficit, ensombrecen dicha situación aún más.
Por tanto, en este sentido, hablamos de una contracción que, con un pronóstico que la sitúa en el 12%, se presenta como una de las mayores contracciones del conjunto de economías de la zona euro; algo que, en este caso, ya se ha materializado en el registro cosechado de la contracción registrada durante el segundo trimestre, tras registrar un descenso del Producto Interior Bruto (PIB) superior al 18%.
Mientras, los pronósticos que se ofrecen para el nivel de deuda y déficit serían aún peores de no existir el fondo europeo de reconstrucción, ya que sin ellos dejarían a la economía española en una situación de incapacidad de actuar unilateralmente para salir del atolladero en el que se encuentra inmersa.