Una de las frases más oídas ayer es «el Banco Central Europeo lo arreglará».
Hemos dotado de cualidades mágicas a los bancos centrales como si fueran Reyes Magos que solucionan cualquier problema en un periquete.
Yo he tenido la suerte de conocer a cuatro presidentes de bancos centrales, Greenspan, Bernanke, Trichet y Draghi, y dialogar con ellos. Y todos repiten siempre lo mismo. Con distintas palabras, lo que comentaba Bernanke: «Algún día el gobierno tendrá que hacer algo más».
Hay errores que deben aclararse:
- Aumentar liquidez no garantiza crecimiento ni reduce los desequilibrios. Los enmascara.
- Si la economía depende del banco central imprimiendo para exportar más y ser competitiva, está condenada a caer en el mismo agujero cuando la acción de dicho banco central se ralentice o se pare.
La liquidez del BCE es oferta, pero no demanda. Estos días hemos visto como las compras del BCE no han evitado la subida de primas de riesgo
- Una economía que no crece por desequilibrios estructurales no mejora por aumentar la masa monetaria. Que se lo digan a Japón.
- Alta liquidez y tipos bajos no garantizan que se invierta. En EEUU o Reino Unido la inversión real con respecto al PIB está a niveles de 1960 a pesar de billones de estímulos.
- El banco central no crea empleo. Si las condiciones para invertir y los impuestos van contra el crecimiento, no se mejora el empleo. En EEUU se ha bajado el paro gracias al sector petrolero (2,7 millones de empleos creados), pero hundiendo la participación laboral a niveles de 1978… y no es por cuestiones «demográficas» ya que dicha participación laboral ha caído en todos los segmentos.
- El banco central no reduce la deuda. Solo prolonga el periodo de déficits bajando el coste. Hace confortable el gasto estructural.
En resumen, el banco central compra tiempo y, desafortunadamente, no evita burbujas. Pero no soluciona desequilibrios estructurales.
El Banco Central Europeo ha podido comprar tiempo para los países que han hecho reformas.
Pero el BCE no va a salvar a nadie si ponemos el cartel de «no invierta aquí» en Europa.
La liquidez no mantiene las primas de riesgo bajas eternamente si no hay reformas y entorno inversor adecuado.
La liquidez del BCE es oferta, pero no demanda. Estos días hemos visto como las compras del BCE no han evitado la subida de primas de riesgo. Ni esa liquidez va a hacer que construyan una planta industrial a las afueras de Atenas.
El BCE ha podido comprar tiempo para los países que han hecho reformas, pero no va a salvar a nadie si ponemos el cartel de »no invierta aquí»
Al final olvidamos que un banco central no es Papá Noel. Y los que piensan que lo es, entenderán que un riesgo se puede maquillar un tiempo, pero al final se destapa la realidad.
La realidad es que, ante un escenario de ruptura de reformas, partidos con políticas mágicas de «préstame, que no te voy a pagar, pero baratito» y cuentos varios, el capital se esfuma.
Luego, cuando dejan el erial de bajo crecimiento, altos impuestos y alta deuda se atreven a clamar que «el banco central no está cumpliendo su mandato de inflación».
Cuando los gobiernos hacen imposible que nadie consuma o invierta a base de impuestazos y políticas intervencionistas, no es que no haya inflación. Es que la matan. No es que haya bajo crecimiento. Es que lo hunden. No es que haya poca inversión. Es que la espantan.
Draghi no va a salvar a Grecia ni a Europa. Si un estado decide pegarse un tiro en la sien, tener el gas de la risa monetario solo va a servir para morir con una sonrisa.