En los meses de verano, lo habitual es hablar de gasto o, como dicen los economistas, de consumo. Vacaciones, pagas extra, niños en campamentos… A todo ello, los españoles destinamos una cantidad notable de recursos. En concreto, según el último barómetro de Ipsos-Europ Assistance, 1.798 euros, un 8% más respecto al verano de 2018.
Sin embargo, el consumo tiene un estadio previo necesario, si bien no siempre suficiente, que es el del ahorro (o el endeudamiento). Durante la crisis, los españoles se apretaron el cinturón, de ahí que la tasa de ahorro de los hogares alcanzase máximos históricos (13,4%). Sin embargo, en los últimos años, la bonanza ha dejado atrás la austeridad y los ciudadanos vuelven a gastar por encima de sus posibilidades.
Algo muy peligroso en un país tan poco dado a administrarse con economía. De acuerdo con los datos de Eurostat, el ahorro medio de los hogares españoles a finales de 2018 fue del 4,9% de su renta disponible, lo que contrasta notablemente con la media de la eurozona, del 12,1%: dos veces y media más. Estos porcentajes confirman una tendencia en la que entraron tanto España como la Unión Europea en los años de recuperación tras la crisis de 2008, si bien de forma completamente divergente.
En el periodo 2016-2018, la media de la tasa de ahorro de los hogares de la UE fue del 9,77%, dos puntos menos a la de la eurozona (11,77%). Asimismo, su variación durante este mismo periodo ha sido creciente, en un porcentaje muy similar (4,31% y 4,57%, respectivamente). Dinamarca, Finlandia y Portugal son los países que más han acrecentado su tasa de ahorro, con aumentos de entre el 31,4% y el 21,7%. En cuanto a los estados de la UE que más han ahorrado de media durante el citado periodo, destacan Suecia (18,56%) y los Países Bajos (15,4%). España, por su parte, ocupa el vagón de cola, con una tasa media del 5,39%, solo inferior a la de Portugal (4,64%) y el Reino Unido (4,4%). Sin embargo, estos dos países están conteniendo el gasto; de forma más modesta Reino Unido (con un incremento de los depósitos del 1,05%), y espectacular Portugal (21,71%). España, sin embargo, sigue en caída libre, con un descenso en la tasa de ahorro del 31,12% desde 2016.
Tanto el Banco de España como numerosas instituciones y expertos han advertido de la falta de prudencia que revela este fenómeno. Es un hecho innegable que estaremos peor preparados ante la crisis que viene, cuyo primer síntoma es la desaceleración que se advierte en la UE, que a medio plazo afectará con más fuerza a nuestro país. Ni que decir tiene, este gasto
temerario también puede tener consecuencias devastadoras de cara a la jubilación. No nos engañemos. La pensión pública, esa que hemos pagado escrupulosamente cotizando toda la vida, no alcanzará el nivel de la de los actuales pensionistas. La razón es clara: ese dinero que nos han retenido ya no existe. Se lo han gastado en otros y los ingresos de quienes coticen serán insuficientes. No está de más rememorar la fábula de La cigarra y la hormiga, de La Fontaine, y mostrarnos menos dispendiosos este verano, no vaya a ser que nos estemos merendando la cena.