La realidad supera la ficción. Escenas de películas como Matrix o Yo Robot tras el estrepitoso progreso al que la inteligencia artificial avanza, no son más que una simulación de lo que a día de hoy se está consiguiendo. Ya no hace falta remontarnos a cientos de años en un futuro lejano para vivir y experimentar este tipo de escenas tecnológicas. Ahora gracias a las gafas IA marca Apple podrás abarcar el universo meta en la palma de tu mano. Además conseguirás aislarte por completo del mundo exterior, si así lo necesitas. Podrás trabajar sin necesidad de un ordenador físico desde cualquier parte del mundo. Incluso podrás estar haciendo cualquier tipo de actividad sin levantar la vista para poder realizar otra a la vez, sumergido en un mundo paralelo.
¿Pinta bien verdad? Pero como consumidor, ¿te has parado a pensar realmente, cuál es la estrategia que existe detrás de esas mentes pensantes?
La tecnología, en términos generales, se vende como una gran herramienta que vela por la seguridad y capacidad de hacernos la vida más fácil, pero más de una vez se ha demostrado que todos nuestros datos se pueden encontrar a la orden de un click, poniéndonos en ocasiones en peligro. Como cuando Anonymous amenazó al Capitolio con desvelar información secreta que había conseguido él por medio de un ciberataque a la base. Entonces se podría decir que realmente venden una falsa seguridad sin pensar en la libertad.
Las nuevas tecnologías están revolucionando la forma en que nos relacionamos, viajamos, comunicamos e incluso sentimos. Como dijo Byung-Chul Han “nosotros somos el Gran Hermano. Vivimos en un continuo filtro burbuja en el que nuestra libertad de pensamiento y de relación con los demás, se encuentra acotada por una conexión digital, en la que solo somos capaces de ver nuestro alrededor según nuestras sugerencias de internet”. Es decir nos encontramos esclavizados por un efecto panóptico digital: la necesidad de exhibicionismo y voyeurismo.
Vivimos en una sociedad a merced de la tecnología donde la delgada línea que separa el progreso de la libertad es cada vez más difusa, aún más en los tiempos que corren.
Vivimos en una manipulación constante. Bien sea por la información de lo que pasa en el mundo o bien porque el mensaje que nos llega, es que tienes que tener algo de una marca específica o nivel de vida para pertenecer a un grupo.
Hoy en día si no somos de una forma, no pertenecemos a un grupo, no pertenecemos a una sociedad. Como quien se va de viaje y no postea algo o no lo graba “si no lo grabas no lo has vivido”.
Creamos masas no herramientas. Las IA son cada vez más peligrosas porque nos hacen más inútiles, más vagos. Nos da pereza pensar, expresar, sentir, comprometernos…
Años atrás la libertad era un concepto esperanzador, muchos lucharon por ello. Pero nosotros por el simple hecho de querer avanzar, estamos retrocediendo de forma indirecta. Ya que la mayoría de la sociedad no se da cuenta o no quieren aceptarlo. Quién controla toda la tecnología (incluido internet), controla el mundo.
Al principio fue el ordenador, luego el teléfono móvil. Hoy son unas gafas que te evaden de la realidad al completo. Ha comenzado una esclavitud que no vamos a poder frenar y por ello: ¿realmente merece la pena pagar tanto por una limitación clara de la libertad?