¡Libres!
3 de julio de 2014
Por admin

Hoy es el Día de la Liberación Fiscal. ¡Aleluya, aleluya! Los rendimientos de todo lo que ha trabajado usted, amigo mío, desde el 1 de enero hasta esta jornada gozosa, todo, todo, todo ha ido a parar a las arcas públicas y sus derivadas. Se dice pronto, la mitad del esfuerzo de los ciudadanos acaba en manos de la casta, que después es quien parte, reparte y, ay, se queda con la mejor parte.

Las cotizaciones sociales suponen 102 jornadas de trabajo. El IRPF, 41 días de sudor, el IVA, 25, y los impuestos especiales, 11. Aún restan otras cinco jornadas para diversos gravámenes. Los cálculos corresponden a una persona que gane en torno a 25.000 euros anuales brutos.

Tremendo ¿verdad? En la supuestamente oscura Edad Media la gente cogía la horca y el hacha –la hoz y el martillo para el caso– contra los diezmos que arramplaban con la décima parte de los frutos de su trabajo, así que ya me dirán qué respuesta darían frente a un cincuenta por ciento largo. Menuda Fronda.

En aquellos siglos había mucha más libertad que en los propios del Estado del bienestar vigente, que es puro bienestar del Estado.

Más de la mitad de la economía española está estatalizada, ¿en qué se distingue este escenario del propio de la Polonia de los años sesenta?

Y aún el agitprop insiste en que vivimos en un sistema capitalista, liberal, democrático o como se quiera decir.

Y aún la única contra que funciona –me refiero a Podemos–pide más estatalismo, más progresismo, más impuestos y más represión económica y de la otra, porque sin palo no cuela una dosis aún más alta de rapiña.

Es de pesadilla porque la alternativa pinta peor que estos padecimientos: claman contra la banca cartelizada como si no fuese un monopolio de Estado, así que a más izquierda aún más vampiros. Dan vivas a la libertad y agitan las terribles y vejatorias cadenas de los impuestos.

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