El próximo 26 de junio los navarros vamos a votar más que nunca “en contra de alguien”. Ver el desplome histórico de los indicadores macroeconómicos forales y sentirlo en el propio bolsillo va a hacer reaccionar a una población crispada que no se va a quedar en casa. Cito tres de los datos más irritantes: un infierno fiscal sin precedentes (especialmente para las familias y la clase media), del que muchos navarros se sienten prisioneros; ver cómo tantas empresas abandonan Navarra hacia otros escenarios fiscalmente más atractivos y con mayor seguridad jurídica; y el sectario ataque a la Universidad de Navarra, que va a encarecer el coste total de la sanidad.
Por si esas malas noticias no fueran suficientes, los pasados jueves y viernes se conocieron dos indicadores capitales para valorar la marcha de la economía: la Encuesta de Población Activa (EPA) y el Producto Interior Bruto (PIB). Lo importante de estos dos parámetros no es la foto fija de su valor absoluto, sino la tendencia que reflejan al comparar los datos navarros con los de País Vasco (la región económicamente más afín) y con el conjunto de España.
En los tres trimestres en los que ha estado gobernando Navarra el cuatripartito nacionalista-radical, se observa que la tasa de paro ha crecido, pasando del 12,57% al 14,25%. Por el contrario, en País Vasco se ha reducido del 15,98% al 12,80%. En síntesis, la región vecina ha aumentado 3,18 puntos el empleo, mientras que en Navarra lo que se ha incrementado es el paro, un 1,68%, siendo el diferencial entre ambas cifras de casi de cinco puntos. Sin duda, en este dispar resultado algo tendrá que ver que el Gobierno cuatripartito tome medidas distintas a las del Ejecutivo de Vitoria. Parece que aquí prima la ideología de Bildu y Podemos, mientras que en País Vasco la prioridad es la eficiencia económica.
Si comparamos la Comunidad foral con España, los resultados van también en sentidos opuestos. En los nueve meses del gobierno de Barkos, la tasa de paro navarra ha aumentado, como decíamos, 1,68 puntos, mientras que a nivel nacional ha bajado 2,37. El 30 de enero de 2015 escribí en estas páginas (http://goo.gl/WOV7Nv) que ésta era la comunidad con menos desempleo de España en la EPA del cuarto trimestre de 2014. Además, ponía como ejemplo de lo que no hay que hacer a la Diputación guipuzcoana, gobernada por Bildu en esos años. Como Barkos ha imitado esa fracasada política, hoy rectificada completamente, el descalabro está servido.
Respecto al avance del PIB de Navarra en el primer trimestre, resulta inferior en dos décimas al registrado por España. También la variación anual es peor, al ser tres décimas inferior a la estatal. Sorprende que el vicepresidente económico, Manu Ayerdi, no explique el resultado dispar de su política respecto a la del conjunto nacional y que no tenga el pundonor de ser un poco más autocrítico. No puedo menos que recordar el inquisitorial trato que aplicó a su predecesora en el cargo, Lourdes Goicoechea, cuando los indicadores en términos relativos eran mucho mejores. Navarra llegó a tener, con un Ejecutivo al que el susodicho atacó implacablemente, diez puntos menos de tasa de paro que el resto de España. Ahora, Ayerdi hace responsable de su innegable fracaso a causas que afectan a todas las CCAA, en lugar de tener la sinceridad de reconocer el error y hacer propósito de enmienda.
Dije en mi artículo anterior que el arma más letal para destruir la identidad de Navarra era hacerla insostenible. Creo que el Ejecutivo foral avanza en ese camino. Sueño con que, en las elecciones del 26 de junio, todos los partidos constitucionalistas formen una lista única para defender el futuro de Navarra.