Juergen B. Donges habla un perfecto español. Aunque ha residido en Alemania prácticamente toda su vida, este economista político, exprofesor de la Universidad de Colonia, está casado con una segoviana y tiene una relación especial con nuestro país. Nació en Sevilla en 1940, cuando su padre era director del Deutsche Bank en la capital hispalense, y luego se trasladó a Madrid donde vivió hasta los 18 años. En 1966 se diplomó en Economía por la Universidad de Saarland, en Saarbrücken, y trabajó como profesor en el Instituto Kiel para la Economía Mundial. Considerado un economista liberal, en 1989, se trasladó a Colonia y tres años más tarde fue nombrado miembro del Consejo alemán de Expertos Económicos, que presidió de 2000 a 2002. Ha sido asesor de varios cancilleres, entre ellos, el demócrata cristiano Helmut Kohl, (1982-1998); y el socialdemócrata Gerhard Schröder (1998-2005). En la actualidad, ya jubilado, imparte conferencias en empresas e instituciones.
Pedro Sánchez, en sus negociaciones con otros líderes, afirma que busca la creación de un gobierno “moderado” en España. ¿Están hoy Europa y Alemania más tranquilas?
Después de lo oído y leído tras el 20-D, no me creo nada hasta que no lo vea firmado. En Europa y Alemania, seguimos con la duda de si el nuevo gobierno español, con independencia de su composición, seguirá con la agenda de ajustes económicos y fiscales emprendida tras la crisis. Algunos partidos hablan de derogar la reformas, entre ellas, la laboral, y eso es una fuente de incertidumbre y de inquietud muy grande. Si algo hemos aprendido con Grecia es que los mercados financieros se ponen nerviosos enseguida. Y aunque el BCE pueda tomar medidas, el peso de España en el conjunto de Europa es mucho más importante del de Grecia o Portugal, así que hay que tener cuidado.
¿Es optimista en cuanto a la consecución de ese pacto de gobierno?
Por el momento, soy pesimista. En España los partidos nunca han tenido la costumbre de dialogar, porque no era necesario. Y los líderes políticos hablan más a través de los medios que directamente entre ellos; además sorprende cómo manejan la aritmética de pactos, así que quizás tenga que haber nuevas elecciones. Si algo ha quedado claro tras los resultados electorales es que ninguno de los partidos tiene una mayoría clara y están condenados a entenderse. Además, si se repitieran elecciones, los resultados serían muy parecidos…
¿No es una buena oportunidad para iniciar esa cultura de pactos?
Sí, pero hay un partido, Podemos, que está primando su interés sobre los intereses del país, y está poniendo el listón muy alto, sabiendo que el PSOE no podrá aceptarlo. Su estrategia pasa por convocar nuevas elecciones, para tratar de borrar al PSOE del mapa y convertirse pronto en la segunda fuerza política del país; y después, en la primera.
¿Podemos ha perdido tirón tras lo ocurrido en Grecia con Tsipras?
Afortunadamente, Grecia es un ejemplo de lo que podría ocurrir en España si logran gobernar los populismos. Los líderes de Podemos nunca hablan de cómo van a financiar sus políticas sociales, y lo solucionan todo diciendo que van a subir los impuestos a los ricos. Como si los ricos españoles generaran la suficiente base imponible para obtener los ingresos necesarios… En España hay pocos ricos y los pocos que hay pueden llevarse su dinero fuera ¡con sólo pulsar un botón!
El aislamiento del PP y de su líder se debe, en parte, a la corrupción en su partido y las instituciones que gobierna. ¿Cómo se ve este asunto en Europa?
En Alemania se habla de la corrupción en general en España, pero no solo del PP, sino también del PSOE en Andalucía, con los ERE y los fondos europeos. Desde fuera, la imagen de Rajoy es muy distinta a la que se tiene dentro. Yo mismo manifesté mi escepticismo en un primer momento, pero se han hecho ajustes y reformas que parecían imposibles al principio… A Rajoy le pasa como a Merkel, que la imagen que proyecta en el exterior es muy diferente a la del interior. A Merkel se le veía fuera como una canciller ‘mandona’ (en concreto, en España, se cultivaba una auténtica Merkelfobia). Sin embargo, ¡ya quisiéramos los alemanes que fuera así! El PSOE tiene una política de comunicación respecto a la corrupción mucho mejor que la del PP…
¿Cree usted que un presidente del Gobierno salpicado por los casos de corrupción que ha tenido Rajoy, en cualquier otro país de Europa, ya habría dimitido?
En Europa, un presidente de un gobierno sólo dimite si el escándalo le afecta directamente (por ejemplo, en Alemania fueron claros los casos del ministro de Defensa y la ministra de Educación, que plagiaron su tesis doctoral). Pero en Rajoy, no veo que la corrupción le afecte personalmente.
¿Si Rajoy estuviera dispuesto a renunciar a la presidencia del futuro gobierno sería más factible una gran coalición al estilo alemán: PP, PSOE y Ciudadanos?
Hay que tener en cuenta que Rajoy era el candidato del PP para las elecciones generales y es quien ha ganado las elecciones, luego no veo ningún motivo para que tenga que retirarse por anticipado. Otra cosa es que fruto de las negociaciones con otros partidos, después de poner en marcha un programa, y, a la hora de designar los cargos, no estuviera en el Gobierno como resultado de las negociaciones. La asignación de cargos es siempre posterior a la definición de las políticas, nunca anterior, como ha querido hacer Podemos… Rajoy no ha sido borrado del mapa, como ocurrió con la UCD en España o con la Democracia Cristiana en Italia, ¿qué pasa con sus 7 millones de votantes? Rajoy ha perdido más votos por el desgaste político de las reformas y los ajustes que por la corrupción.
Siendo Rajoy un alumno aventajado en Europa, ¿cómo explica las medidas preelectorales que tomó y que revertían de algún modo las anteriores, como la devolución de la paga extra a los funcionarios teniendo que solicitar un préstamo?
El comportamiento de los políticos antes de las elecciones está estudiado y definido por un premio nobel como ‘mercado político’. El lugar donde se compran votos y se trafica con ellos. Es algo completamente racional en un sistema democrático y lo importante es que haya un correcto check balance, donde los mecanismos de control o compensación hagan volver la situación, de manera automática, a sus cauces normales.
Pero la Comisión Europea dice que España tendrá que hacer otro ajuste fiscal de 8.600 millones, porque las previsiones del Gobierno son demasiado optimistas y el aumento del PIB no va a compensar la rebaja fiscal…
No son momentos para bajar impuestos, teniendo en cuenta la tendencia alcista de la deuda y el componente estructural del déficit público, que sigue ahí con independencia de cómo vaya la economía. Y hasta que el déficit no se haya arreglado, no se podrá hablar de rebaja de impuestos. La única compensación que puede ofrecerse a la sociedad española por los sacrificios realizados durante la crisis es la creación de empleo; pero habrá que subir los impuestos, entre ellos, el IVA. El nivel de endeudamiento a nivel mundial es tan alto que no parece posible que pueda pagarse. El exministro griego de Economía Yanis Varufakis confesó en plenas negociaciones con la Troika que sus colegas le reconocían en privado la condonación, pero que esa decisión era política y nunca se reconocería. Una deuda se puede devolver, pero si el nivel de deuda es tan alto como en Grecia, todos sabemos que no es posible hacerlo. Sin embargo, las quitas crean incentivos perversos y eso lo sabe muy bien el Club de París, con Latinoamérica, donde son siempre los mismos países los que están renegociando la deuda. Las economías de mercado pueden soportar grandes niveles de deuda y, además, la deuda como tal no es un problema, sino el uso que se hace de ella. No es lo mismo endeudarse para mejorar la educación o el I+D+I que para sostener una burbuja inmobiliaria. Lo importante es ver qué hay detrás de esa deuda y que ese endeudamiento sea rentable en el futuro.