Economía digital y fiscalidad: las claves del debate
Dentro del ciclo «Retos de la transformación digital», organizado por la Fundación FAES, tuvo lugar este coloquio en el que intervinieron reputados expertos, entre ellos el Investigador principal de Civismo, Javier Santacruz, quien abordó el escenario fiscal que se abre en la nueva era digital y sus repercusiones económicas.El tema principal del coloquio fue el «impuesto digital» que el gobierno del PSOE quiere aprobar en los próximos meses en el Congreso. Los expertos que participaron demostraron con sólidos argumentos porqué gravar con un nuevo impuesto del 3% a las empresas digitales no es una buena idea.
«España se puede convertir en una isla digital. Están creando una restricción para el comercio y una restricción para las inversiones extranjeras, que serán clave en un momento como el actual»
Javier Santacruz
Durante este coloquio de la Fundación FAES, se hizo especial hincapié en que la revolución digital no es un evento futuro, sino que estamos inmersos en ésta ahora. Por tanto, los retos que plantea a la fiscalidad deben de ser enfrentados lo antes posible. Los expertos concuerdan en que existen tres perspectivas a la hora de afrontar la revolución tecnológica: la de los ciudadanos, la de las administraciones públicas y la de la economía. La tecnología no destruye empleo, destruye oficios. El objetivo de este encuentro académico, y la conclusión que los expertos repitieron en multitud de ocasiones es que no se puede ver el cambio tecnológico como una amenaza para el empleo sino como una oportunidad para la formación. Y además hay que comprender el enorme impacto económico que éste tiene en la economía mundial.
El obstáculo más importante para el crecimiento económico derivado de la tecnología es el Estado. La tecnología ha derribado casi todas las fronteras, pero el último escollo son las fronteras fiscales entre países. En el caso del «impuesto digital» se causarán grandes perjuicios que afectarán sobre todo a los ciudadanos y la economía. Esto se debe a que la fiscalidad no debe ser planteada como recaudatoria, sino que debe tener en cuenta las tecnologías disruptivas y favorecer su crecimiento. En vez de liderar el cambio tecnológico y poner las herramientas necesarias, el gobierno le está poniendo puertas al campo. Los expertos además negaron con datos que las empresas tecnológicas estén tributando menos que las empresas tradicionales, dado que este impuesto recaería sobre un tercio de todas las actividades que podemos llamar digitales en España. La conclusión a la que se llegó tras este coloquio fue que se debe facilitar que llegue inversión, y que los debates fiscales se den a nivel global entre los estados y las empresas.