30 años sin el Muro de Berlín
Este 9 de noviembre, se cumplen tres décadas de la caída del Muro de Berlín, uno de los acontecimientos más relevantes del siglo XX. El Club de los Viernes y Civismo han organizado un evento conmemorativo de la desaparición del Telón de Acero, la cual constituyó un punto de partida histórico para que millones de ciudadanos pudieran beneficiarse de un nuevo clima de libertad y prosperidad.
La jornada ha arrancado con una ofrenda floral a las víctimas del comunismo en el madrileño Parque de Berlín, donde se conservan varios restos del Muro, para celebrar, a continuación, el acto central de la efeméride: un debate en el que se ha analizado esta ideología desde un punto de vista económico y político. Llevado a cabo en la Universidad San Pablo CEU, en el coloquio han participado el historiador francés Stéphane Courtois, especializado en el estudio de regímenes comunistas; el catedrático de Economía Aplicada y Hacienda Pública, así como secretario de Civismo, Francisco Cabrillo; los periodistas Federico Jiménez Losantos y Hermann Tertsch, y el catedrático de Filosofía del Derecho, y miembro del Club de los Viernes, Francisco José Contreras.
«El comunismo no tenía solución desde el punto de vista económico, además de ser un régimen infame»
Francisco Cabrillo
Como maestros de ceremonias han ejercido Ángel Fernández, en representación de El Club de los Viernes, y Julio Pomés, presidente de Civismo, quien ha instado a “no conformarse con recordar aquel hito histórico”, sino, antes bien, “preguntarnos qué hacer para ser libres a día de hoy, un reto que exige una lucha valiente frente a la comodidad de formar parte de una muchedumbre pasiva y homogénea”.
Courtois, autor del súper ventas El libro negro del comunismo, ha asegurado que con la caída del Muro, «se hundía la inmensa impostura del comunismo del siglo XX sistematizada por Stalin, ya que, aunque los comunistas se presentaron como los vencedores del fascismo y sus mártires, entonces se reveló la propaganda que llevaba encubriendo desde 1917 un desastre económico y social, aunque fue la dimensión esencialmente criminal de estos regímenes lo que estalló en la cara a los que todavía creían en esta ideología, que profesaba un odio inextinguible hacia la democracia parlamentaria». Así, Courtois ha apuntado que su fin supuso un “explosión de la libertad de discurso, por la que decenas de millares de personas perseguidas y los descendientes de aquellas que habían sido asesinadas exigieron justicia. Sin embargo, los crímenes contra la humanidad y genocidios perpetrados por estos regímenes no han provocado la creación de ningún tribunal internacional para juzgarlos”. Asimismo, ha deplorado que “la descomunistización de los regímenes derribados en los países de la Unión Soviética, o no se ha producido, o solo parcialmente, ya que sigue habiendo partidos comunistas en ellos, e incluso negacionismo de Estado en Rusia”. Por ello, se ha mostrado a favor de la creación de una institución según el modelo de los juicios de Nuremberg. “Ya es hora de que se haga justicia a todas las víctimas del totalitarismo comunista y se emita el juicio de la historia; si no, persistirá nuestra complicidad”, ha concluido.
Por su parte, Cabrillo, ha apostillado que «aparte de un régimen infame, el comunismo no tenía solución desde un punto de vista económico; cuando cruzabas el Muro, el problema estaba ahí, era un fotografía viva de lo que estaba sucediendo, no había nada que comprar, solo había tiendas para extranjeros y la nomenklatura donde se podía pagar con marcos occidentales y dólares, Berlín era una ciudad triste. Cuando cayó el Muro, se vio que el nivel de vida de las sociedades de Europa Oriental era bajísimo, debido a la ínfima productividad, al no haber incentivos».
Losantos ha subrayado que «el comunismo es una cuestión de los intelectuales y no de los obreros, una ideología criminal que levantó el Muro y que provocó cien millones de muertos, la mentira basada en el terror, y el terror para imponer la mentira, y hoy está en ese Occidente que ha perdido cualquier conciencia moral para luchar por la libertad en el mundo». Tertsch ha aseverado que «merecen todo el respeto aquellos que han luchado en soledad contra el comunismo, frente a las represalias; y es que, esta ideología debería estar tan proscrita como la nazi».
En ese sentido, Contreras ha remarcado la importancia de rendir homenaje a las víctimas del comunismo, “muy asimétrico respecto al que han recibido las del nazismo”. Y ha terminado afirmando que la “semilla criminal ya está en las ideas de Marx, no es que el marxismo se haya deshumanizado con Stalin, como han querido hacernos creer llamando stalinismo al comunismo”.